jueves, 2 de junio de 2011

De la soledad.

Viene del latín solĭtas, -ātis. O sea, el estoy “solito” no está muy lejos de sonar a culto latín, aunque estoy seguro que la flexión verbal es la incorrecta y solamente estoy quedando un poco más ignorante de lo que en realidad soy.

En fin, ¿qué es la soledad? En la primera acepción se dice que es la carencia voluntaria o involuntaria de compañía. He estado más lejos y con menos compañía y me he sentido menos solo. La carencia es la falta o privación de algo. La privación es la carencia o falta de algo en alguien capaz de tenerlo. ¡Bingo! Capacidad de tenerlo… Eso es lo que creo yo que no tengo… No tengo la capacidad de tener.

La “tenencia” de ese alguien, y por tenencia me refiero a una especie de simbiosis en donde me sé “tenedor” y me sé “tenido” es algo a lo que creo que ya no aspiro. Hoy, particularmente me siento con el alma oscura y desolada. Sabina me ayuda a terminar… Hoy solamente te digo: “…déjame sólo conmigo, con el íntimo enemigo que malvive de pensión en mi corazón, el receloso, el fugitivo, el más oscuro de los dos, el pariente pobre de la duda. El que nunca se desnuda si no me desnudo yo, el caprichoso, el orgulloso, el otro el cómplice traidor.”

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