martes, 24 de junio de 2008

De la escafandra.

La escafandra viene del griego; de dos palabras, esquife una y hombre la otra. Un esquife es un barco pequeño que se lleva en el navío para saltar a tierra y para otros usos. Y con respecto al hombre, pues el hombre es el hombre, no hace falta definirlo a estas alturas ¿no? (Feministas, favor no entrar en banalidades de género y demás, están incluidas ahí mismo) .

Continuamos con la escafandra, es un aparato compuesto de una vestidura impermeable y un casco perfectamente cerrado, con un cristal frente a la cara, y orificios y tubos para renovar el aire, que sirve para permanecer y trabajar debajo del agua.

Curiosamente un artista local (Miguel Solari) utiliza esta palabra como recurso para sumergirse a otros mundos, para aislarse en un mundo donde las palabras, los ritmos, la música en general toman un matiz diferente.

No soy muy conocedor de la música, de la “teoría” de la misma, o de las clasificaciones de aquella. No les puedo decir algo como “ese tema es muy barroco”, “es una propuesta interesante pues fusiona ritmos hasta ahora excluyentes entre sí, y en eso radica lo innovador de la…”, etc.

De la música solo puedo decir dos cosas: me encanta en general, y en específico, odio a Ricardo Arjona. De ahí en adelante TODO me gusta. De la ópera al perreo todo me parece válido.

Unos días atrás escuché por primera vez a la Escafandra. Este ha sido un año de encontrar artistas nacionales en diferentes ámbitos, el musical no se puede quedar de lado.

¿El disco? Se llama “Collage”. Un collage es una técnica pictórica consistente en pegar sobre lienzo o tabla materiales diversos. El lienzo o la tabla acá se dejan de lado y se pegan diferentes ritmos. Unos muy movidos, otros no tanto, rayando en lo melancólico. No estuve allí el día en que los girasoles perdieron todos sus colores y no quisieron ver al sol… Me imagino los girasoles de mi querido Van Gogh rehusándose a ver el sol. ¿Lucem aspicio?

“En esta noche yo quiero regalarte una lágrima, sal de mar, mar sin pez, pez sin agua, agua y sal y una lágrima.” En las canciones se encuentran juegos de palabras muy buenos, muy bien logrados. Son temas a los que sí se le ponen atención, son literalmente una escafandra al mundo Solari.

Solari me llama la atención, con ese apellido tal vez no hubiera elegido la escafandra como instrumento para trasladarme a su mundo, pensaría más bien en una sonda espacial, pero bueno, esas son loqueras mías. ¿Acaso podemos esperar un Eclipse Solari en un futuro? No lo sé.

En Carpe Diem: ¿Pero cómo escapar a la musa del vino, vino verde que compra y entorpece el sentido? Yo no lo quiero huir, acá me quedo y espero sus palabras de aliento.

En MySpace (www.myspace.com/escafandra) los catalogan como: Alternativa / Experimental / Rock.

Miguel dice: “Me cuestionaba un amigo el otro día. "¿Pero qué música tocan? Trova, Nueva canción, Jazz, Pop, Rock..?"

Difícil para uno contestar eso, en el sentido de que: es lo que es. Digo, nunca he compuesto una canción pensando en que suene "parecido a...". Sin embargo es una pregunta MUY válida. Y será la pregunta que ande dando vueltas en mi cabeza por un tiempo, muy probablemente. Tal vez algún día se la pueda contestar, a él... y a mi.

En todo caso trova no es, del todo. Rock "pesado" no es. Jazz tampoco. Pero sí es una fusión (¿collage?) de géneros dentro del rock. O sea, que es rock. Al final de cuentas es rock. O tal vez no...”

Escucho una y otra vez el disco y trato de pensar en qué genero musical los puedo encasillar. Aún no se la respuesta. Solo puedo decir que es una música que me agrada, que me distrae, que me sumerge en diversos pensamientos.

¿Qué música toca la Escafandra? Escuchen el disco, vayan a un concierto. Comentemos al respecto.

Cuando me inicié en esto del blog, solo me leían mis amigos. Ahora me leen desconocidos con los que en alguna u otra ocasión he creado una bonita amistad cibernética. Así como nos apoyamos unos a otros en esta terapéutica rutina, apoyemos la música nacional. Apoyemos a personas que nos regalan paréntesis imaginarios en nuestra cotidianeidad.

En “La Escafandra” el grupo nos dice: “Hoy es un gran día. Inmersiones en mi mente, estoy deseoso de volver ahí, a sentirme vivo una vez más, sumergirme en este mar, la escafandra me permite ver el mundo con otro color, y el oxigeno me recuerda que a este mundo pertenezco yo…”

Hoy de hecho es un gran día, ¿acaso no todos los días lo son? Cierro con mi siempre querido Calderón de la Barca…

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Sueña el que a cantar empieza, sueña Miguel que es un cantante, sueña que está en su escenario, no solo sueña, nos hace partícipes de su sueño.

Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Cuando se hace realidad un sueño y estamos en ese estado mas lisonjero, ¿usamos acaso una escafandra para ver el mundo de otro color?

Gracias por las inmersiones, gracias por el oxígeno, gracias por esos paréntesis, gracias por la escafandra, por el viaje, por la serenata sin sol, por la lágrima, por el vino tinto; gracias por los grillos, por el abrigo y por el interno profundo.

lunes, 16 de junio de 2008

Del silencio.

El silencio. Hoy voy con la transcripción literal de lo que nos dice el diccionario:

“Abstención de hablar. 2. Falta de ruido. El silencio de los bosques, del claustro, de la noche. 3. Falta u omisión de algo por escrito. El silencio de los historiadores contemporáneos. El silencio de la ley. Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado. 4. Der. Pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio. 5. Mil. Toque militar que ordena el silencio a la tropa al final de la jornada. 6. Mús. Pausa musical. ~ administrativo. m. Der. Silencio (pasividad de la Administración). Perpetuo ~. m. Der. Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella. en ~ . loc. adv. Sin protestar, sin quejarse. Sufrir en silencio. entregar alguien algo al ~. fr. Olvidarlo, callarlo, no hacer más mención de ello. imponer alguien ~. fr. Hacer callar a otra persona. 2. reprimir una pasión. pasar alguien en ~ algo. fr. Omitirlo, callarlo, no hacer mención de ello cuando se habla o se escribe.

El silencio, el silencio como abstención de hablar. Mmmm no sé, ese me cuenta mucho. A como escribo, hablo, por lo que se podrán imaginar que tiendo a hablar mucho.

El silencio como falta de ruido. ¡Éste me encanta! En Nápoles, hace algunos años tuve la oportunidad de visitar “Napoli Sotterranea”. La cuidad de Nápoles se encuentra recorrida por cientos de cientos de túneles cavados en piedra bruta que en algún momento fueron un inmenso acueducto. Durante la Segunda Guerra Mundial, estos recovecos fueron utilizados como refugio anti-aéreo. Más de quinientas mil personas vivían en ese mundillo subterráneo. En la actualidad, por una módica suma de dinero, se puede realizar un recorrido maravilloso, donde se pueden ver grafitis de Hitler abrazando a Mussolinni y a Hirohito por ejemplo. Muy educativo. En algún momento del viaje por el infra mundo, el guía apaga la nos da algunas indicaciones. - Voy a apagar la luz. No se asusten. Apóyense en la pared… Necesito que no hablen, no hagan ruido, no hagan bulla… Oscuridad total… -¿Qué demonios le pasa a este sujeto? ¿Por qué me apaga la luz? ¿Qué es ese pito tan insoportable que escucho? ¿Por qué no para de sonar? Me cuesta respirar un poco, la luz está apagada, estoy en Nápoles, no me conoce nadie de las personas con las que estoy en este momento. ¿Y si me pasa algo aquí? ¿Por qué la luz apagada? ¡Qué montón de polvo! ¿La luz, por qué la extraño? ¿Y si explota el Vesubio de nuevo? ¡Ahhhhhhhhhhh maldito pito! ¡Dejen de tocarlo!... Hmmm… Dejó de sonar… ¿Qué hacemos arrecostados a la pared en la oscuridad? ¡Prendió la luz! ¿Qué estaba haciendo en la oscuridad? Nos habla. Nos pregunta: ¿Escucharon el pito? - ¡No guevón! ¡¿Cómo demonios no lo vamos a escuchar si estamos metros de metros bajo la superficie y usted se pone a tocar un maldito pito en la oscuridad?! Pues bien, resulta que no había pito. El silbido que escuchaba era el de la membrana de mi propio oído. Aparentemente, (esa fue la explicación que nos dio), el oído no está acostumbrado al sonido absoluto. Ese pito que escuchaba era el de la membrana moviéndose, vibrando. Le tomó cerca de un minuto el acostumbrarse a no escuchar nada. Falta de ruido. Simplemente maravilloso. Falta de ruido en Nápoles, una ciudad tan bulliciosa, simplemente espectacular.

Siempre que le cuento a alguien esta experiencia, le digo que lo piense. Siempre escuchamos algo. Un grillo (muy Cuentos de Angustias y Paisajes ¿no?), un perro, un gato, una lagartija, agua goteando, agua lloviendo, el teléfono, un trueno, un grito, una puesta, una sirena. Yo en este momento escucho un mensaje de texto que me acaba de llegar al celular, una motocicleta a lo lejos, el sonido de las teclas cuando escribo y a Sergei Rachmaninov (Etude A-moll, Op. 39, No. 2). Me acomodo en la silla, y la oigo. Y ya que estoy poniendo atención a los sonidos que escucho, pues hago ruido como un tontillo… ¡tá! la mano contra el escritorio! sniff, en la nariz… silvo… Jajajajajaja, me río. Escucho mi risa. ¿Estaré totalmente loco? Pienso que más puedo hacer que genere ruido. ¡Ruido! Sabina, pongo en pausa a don Sergei y pongo solo por un momento ruido… “Ella le pidió que la llevara al fin de mundo, él puso a su nombre todas las olas del mar. Se miraron un segundo, como dos desconocidos… Mucho, mucho ruido, ruido de ventanas, nidos de manzanas que se acaban por pudrir. Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido, tanto ruido y al final por fin el fin. Tanto ruido y al final…” Basta de ruido. Sigamos con la clásica. Primer movimiento de la Sinfonía Número 40 de Mozart. (Todo niño que se respete tiene que haberla escuchado… es la típica musiquilla de las fábulas de Looney Tunes).

Sigamos con el silencio. Falta u omisión de algo por escrito. ¿Estaré dejando algo por fuera de lo que pienso mientras escribo? El silencio de los historiadores contemporáneos. ¿Y el Silencio de los Inocentes? ¿Y los Héroes del Silencio? El silencio de la ley. Lo que la ley omite. Este afán leguleyezco de tratar de reducir todo a normas… Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado. Silencio. Escríbeme cuanto antes. ¿Mejor una llamada telefónica no? Estos ejemplos de la Real Academia a veces me gustan y a veces no. Lo he dicho, ya que es imposible que sea Luis XIV, por lo menos me deberían dejar trabajar en la Academia, para poner ejemplos afines a mis preferencias. Luego les daré un diccionario Español – Rubén/ Rubén – Español. Pero eso es para luego. De momento sigamos con esta definición que nos ocupa el día de hoy.

Pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio. Silencios positivos o silencios negativos. Ahora resulta que no solo tengo que romperme la cabeza tratando de descifrar porque mi mamá no me habla, o porque mi hermanita está tan callada; o porqué esa persona del trabajo hoy no me ha dirigido la palabra; o bien, porque ese amigo no me responde las preguntas; o peor aún, que significa el silencio de esa persona con la que estoy empezando a salir. ¿Estará contenta, estará enojada? ¡No! Aunado a todo lo anterior, cuál nenita caprichosa quinceañera, la “Administración” tiene sus silencios, no solo la “Administración” es la culpable de muchas cosas, resulta que ahora tengo que adivinar que quiere decir cuando no dice nada. ¿Será silencio negativo, o lo será positivo? Maldita “Administración”… dichosamente el periodo es solamente cada cuatro años, porque si fuera mensual ¡ay Tatica Dios nos coja confesados! ¡Qué feo que nos coja Tatica Dios! Está peor aún que la maldición Vargas. Me corrijo… ¡ay que Tatica Dios no nos tome sin habernos confesado!

Pero bueno, seguimos. Tenemos la parte militar. Toque militar que ordena el silencio a la tropa al final de la jornada. Esto de los ejércitos, los trajes, la fanfarria militar, no sé, no me gusta. ¡Siguiente!

Pausa musical. Este me encanta. El silencio como elemento musical. El silencio como pausa. De esto no escribo mucho, pues lo disfruto, más no lo sé explicar. Espero que en algún artículo de don Jacques Sagot, o bien, en alguno de sus conciertos didácticos lo explique. A él de seguro la explicación le quedará mejor. De hecho hoy (domingo 15 de junio del 2008) en el periódico (La Nación) habló de “Silencio, plegaria, adoración”. Excelente artículo. Se los recomiendo.

Perpetuo silencio… Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella. Años en la Facultad de Derecho y no recuerdo a nadie hablando del perpetuo silencio. Con la palabra “perpetuo” solo se me ocurre “el perpetuo socorro”, pero eso no es tema de esta conversación.
En silencio. Sin protestar, sin quejarse. Sufrir en silencio. Esto de sufrir en silencio es un poco confuso. No es algo sostenible, ni tampoco recomendado. A mí me encanta hablar. Lo que me moleste, lo trato de hablar. Lo trato de decir. Si bien es cierto no me ha ido ni regular algunas veces, he de decir que me ha ido bastante bien en otras. No suframos en silencio. No vayamos por la vida sin protestar, sin quejarnos. Ahora bien, no me malinterpreten. No les estoy diciendo que berreen por absolutamente todo. No. Protestemos. Demos quejas. Pero no protestemos por protestar, no nos quejemos por quejarnos. Protestas y quejas razonadas. Eso es bueno.

Entregar alguien algo al silencio. Olvidarlo, callarlo, no hacer más mención de ello. Se recomienda hacer esto cuando no valga la pena hablarlo o decirlo. ¿Cuándo es conveniente? No lo sé. Es discrecional y casuístico. A ser examinado en la situación en particular. (Paréntesis… ahora oigo hasta al procesador de la computadora… no se puede estar en silencio…)

Imponer alguien silencio. Hacer callar a otra persona. Este me resulta muy pero muy útil. Especialmente cuando estoy en el cine o en el teatro. No soporto a los que van a uno o a otro para solamente hablar. ¿Por qué mejor no van por un café?

Reprimir una pasión. Silencio y el reprimir una pasión. Este sí está más difícil (¡así como escribir cinco palabras seguidas con tilde!) ¿Será el reprimirla por que por cobardía, pena u otra razón no dijimos nada en el momento indicado? O ¿será solamente el reprimirse un poco y ni siquiera suspirar por que el grosor de las paredes no nos garantiza la discreción necesaria?

Pasar alguien en silencio algo. Omitirlo, callarlo, no hacer mención de ello cuando se habla o se escribe. Se me parece tanto a eso de sufrir en silencio, que mejor ni escribo al respecto. Sí, lo sé, no necesariamente puede ser algo negativo, puede que sea algo positivo que no quiero compartir con nadie más, pero no sé, me siento negativo en este preciso momento, por lo que hará caso omiso del mismo y lo pasaré en silencio, lo omitiré, lo callaré, no haré mención de ello cuando escribo. Esto, amigos, es el maravilloso principio de autonomía de la voluntad. Es mi prerrogativa. Es hacer “porque sí”, o en este caso, “no escribir porque sí”.

El silencio es muy complejo. Bodecker y Neander en su “Silence! Homenaje al Maestro Marcel Marceau” me pusieron a pensar mucho en el silencio. Es impresionante lo que se puede decir con el cuerpo. Es increíble como la palabra nos limita. Ya lo decía Marceau: “El silencio no tiene límites, los límites los impone la palabra.” El sonido viaja a trescientos cuarenta metros por segundo, la luz a trescientos mil kilómetros por segundo, y ¿el silencio a qué velocidad viaja?

Muchas veces transmitimos más de lo que queremos sin decir nada, que diciendo algo. Algunas veces cuesta mucho borrar algo que dijimos en lugar de guardar silencio. ¿Cómo se guarda el silencio? ¿A dónde se coloca algo intangible? ¿Cómo coloco el silencio en las partes adecuadas para que mi mensaje sea inteligible? ¿Es la pausa musical lo mismo que el espacio que coloco entre cada palabra para que usted me lea? O ¿esquesiescribieraasítodopegadoustedmeenteríaloquelequierodecir? ¿Será tan evidente falta de una pausa musical para un oído educado como lo es la falta de espacios entre palabra y palabra?

El silencio es un fenómeno complicado. El silencio es… - Shhhhhhhhhhh… Me acerco el dedo índice a la boca en señal de silencio… - Shhhhhhhhhhh… Pero yo quiero seguir escribiendo… - Shhhhhhhhhhh… Pero yo, es decir, ¡no he acabado! (¡Qué te callés! Me grita por ahí el Rey Juan Carlos) - Shhhhhhhhhhh… Pero yo quiero… - Shhhhhhhhhhh… Pero yo… - Shhhhhhhhhhh… ¡Pero! - Shhhhhhhhhhh… ¡Bueno, no digo más! - Shhhhhhhhhhh… - Shhhhhhhhhhh…

*Nota final: Y la Academia dice que el silencio es una “Abstención de hablar.”… Yo hubiera podido seguir hablando del silencio… - Shhhhhhhhhhh…

martes, 10 de junio de 2008

De las abuelas.

El término abuelo o bien, el de abuela viene del latín vulgar aviolus.

Se dice respecto de una persona, padre o madre de su padre o de su madre. También se dice de una persona anciana. Según la Real Academia, el término también sirve en la lotería de cartones, pare referirse al número 90. En su cuarta acepción se puede utilizar para referirse a cada uno de los mechoncitos que tienen las mujeres en la nuca, y que quedan sueltos cuando se atiranta el cabello hacia arriba. Sirve de manera genérica para referirse a los antepasados de una persona.

Para mí, mi definición personal de abuelo, o de abuela, es un sinónimo perfecto de la palabra amor.

Hoy les quiero hablar de mi abuelita, de doña Victoria. Ya en el pasado les hablé de mi abuelito, Papi Beto. Doña Victoria. Casi nunca he escuchado que alguien le diga así. Cuando nació mi primo mayor, Ronny (Ronaldo, q.d.D.g.), él no podía pronunciar la palabra "Victoria", por lo que le decía "Votola" y después terminó solo por llamarla Tola, Tola o Tolita. Así es como ella es conocida.

De mi abuelita, al igual que de mi abuelo, guardo solamente gratos recuerdos. Ella es una persona muy especial, con ella mi crié y ella es quien me alcahueteara todos mis antojos de la niñez. Mi abuelita linda, la más bella de todas. De niño sufría cuando me alejaban de ella. Quería quedarme a dormir en su casa. Algunas veces lo hice, lo disfrutaba mucho. Mi abuelita linda me chineaba como si literalmente no hubiera un mañana.

Recuerdo que a mi me gustaba tomar leche en chupón con azúcar. Mi mamá me decía que sin azúcar. Mi abuelita no. Me tomaba la botella y le pedía "el resto". La ollita que usaba para calentarla hacía poco más de una botella. "El resto" era un detallazo. Ella siempre reía cuando se lo pedía.

Lo mismo sucedía a la hora de almorzar, ella preparaba la comida, y si a mí no me gustaba, me preparaba lo que se me antojara. Si quería ver algún programa, ella me complacía. Si quería dormir, ella le decía a mi abuelo que le bajara el volumen al radio, etc. Ella me hacía cariño, me contaba miles de miles de historias, me leía Escuela para Todos, me enseña muchas fotos a blanco y negro, me llevaba a hacer mandados con ella; me llevaba a misa de 6am todos los días, pedía la ostia en la mano y compartía la mitad de la "galleta Suiza" conmigo, recuerdo cuando Fray Eliseo la regañó por compartir el "sacramento" con alguien que no había hecho la primera comunión; o bien, cuando yo jugada de "comando" en la iglesia y me arrastraba por todas las bancas, como si fuera un militar en la guerra y ella me cubría "por que es solamente un niño".

Ya en la universidad, la visitaba todos los miércoles. Me preparaba pollo, chuleta, atún, bistec, salchichas (¡y eso es literal!), para que yo escogiera lo que más me gustaba... evidentemente no tenía el corazón de dejar nada, y me lo comía todo... literalmente... Los miércoles eran de excesos al almuerzo.

De alguna u otra manera las abuelas, y Tolita en especial, son una maravilla. Me parece, que las madres son un súper especiales (y en algún momento hablaré de mi amada doña Milena), pero como madres están llamadas a ponerlo a uno en regla. Ya de abuelas, como que buscan la "redención". Son más permisivas. Eso lo veo con mi madre y con mis sobrinos. La perspectiva cambia por completo.

Una de las cosas de mi abuelita que adoro es su sonrisa y sus cosquillas. Hará diez años descubrí que tenía cosquillas. Desde entonces creo ser el único que le hacía cosquillas, ella me veía con una mirada única y me decía: "¡Cosquillas no, cosquillas no!" ¡Tan linda mi viejita!

Mi abuelita en sus últimos años ha pasado muchas cosas. Pasó por una depresión severa, hace ya quizá unos doce años. Yo me vestía de estudiante de medicina (gabacha y estetoscopio en cuello) para poder entrar a visitarla al Calderón Guardia en horas que no fueran de visita. Le decía a la gente que era estudiante y ellos me lo creían. Una vez me preguntaron: - ¿Cuáles materias cursa? - Mmmmm Embrio, Histo y Anato (las que cursaba mi amigo que me prestaba la gabacha y el estetoscopio de marras) - ¿Cuál le gusta más? - La verdad que todas, me encanta estudiar medicina, es una profesión fascinante, pero no hablemos de materias, que mucho tengo que responderle a los profesores, hablemos de mi abuelita y el cuadro que presenta... ¿me podría explicar más qué le sucede?

Hace dos años perdió al hombre de su vida. La acompañó por más de sesenta años...

Me siento perdido, extraño, nostálgico. ¿Por qué decidí hablar hoy de ella? Ayer una sucinta nota electrónica de un tío decía: "Estimado sobrino: Tola está muy mal, siento que ya ella está próxima a partir, por si quieres ir a despedirte." Al fin y al cabo, no quería hablar de las abuelas… quería hablar de MÍ abuela…

Hace meses no la veo. Hace meses me refugio en sus hermosos recuerdos. He tenido miedo de visitarla y no reconocerla. Lo admito. He sido un cobarde. Ayer la fui a ver, y en efecto, está muy malita...

Yo sé que tal vez no sea la mejor persona que ustedes lleguen a conocer. De acuerdo a la teoría del rol social, cumplimos diferentes roles en la vida, a veces somos hijos, nietos, padres, tíos o hermanos; podemos ser jefes o subordinados; podemos ser peatones o conductores; alumnos o maestros. Esposos, novios, amigos. Nunca me he jactado de ser el mejor en algo. Sé que tengo muchas áreas de mejora. Pero si de algo estoy seguro es que durante gran parte de mi vida fui el mejor de los nietos, el mejor de los nietos para los mejores abuelos. Mis abuelos de lujo.

Recurro a mi amado Sabina, y modifico una de sus letras: Yo sí soy un fulano con la lágrima fácil... Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación, con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida. Hoy a diferencia de las otras veces, ese viaje no lo hago a vivir otras vidas, ni a probarme otros nombres, ni a colarme en el traje y la piel de todos los tipos que nunca seré. Hoy gustoso regreso a mi niñez. Regreso a jugar en el patio de tierra con mis carritos de madera, con mi abuelita viéndome jugar. Regreso al patio de la escuela y saco del bolsillo del pantalón el billete de cinco colones que ella me regalaba para comprarme algo. Regreso al teléfono de noche y llamo a mis abuelos solo para asegurarme que aún están vivos y asegurarme que en la mañana compartiré con ellos.

Hoy siento incertidumbre, dolor, tristeza. Me siento inútil. Quiero andar con mis pantaloncillos y mi gabacha, correr a donde mi abuelita, abrazarla por la cintura y decirle: ¡Te amo!... Como tantas veces lo hice.

lunes, 2 de junio de 2008

De la distancia.

Hace algunos días pienso en la distancia. Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón… La distancia es un espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos.

Estamos a tantos kilómetros de distancia, estamos a tantas horas de distancia. La distancia, de alguna u otra manera implica el estar separados. El no estar juntos. Cuando la distancia es poca entre las personas, generalmente no se habla de “distancia”, se habla de proximidad, estamos juntos, próximos. Se puede estar cerca y estar distante a la vez. Se puede estar lejos y sentirse más cerca que nunca. Esto de las distancias y los tiempos es un poco confuso a veces. Se puede estar cerca y alejado para mantener una cierta distancia, para guardar distancia que dicen por ahí.

La distancia incluye tanto el espacio como el tiempo. ¿Cómo o por qué motivo es que nos distanciamos? Nos podemos distanciar sin desplazarnos. Nos podemos aislar en nuestra casa, en nuestros trabajos, en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos. Podemos aplicar un ostracismo individualizado que inexorablemente nos va aislar, nos va a distanciar de los demás.

Nos dice también el diccionario que la distancia puede ser la diferencia o desemejanza notable entre unas cosas y otras. Eso puede ser por ejemplo, cuando hay una distancia abismal entre lo que dije y lo que usted entendió. O bien, sin ir muy largo (problema de distancia de nuevo), entre lo que yo quería decir y lo que en realidad dije.

Existe una cierta distancia entre esa persona que apenas conocemos y queremos conocer. La existe entre aquellos a quienes conocemos y creemos conocer muy bien. La hay entre aquellos que no conocemos y en realidad no nos importa conocer, como evidentemente la hay entre quienes no conocemos y por algún motivo, si queremos conocer. La hay entre esa persona que desdichadamente conocimos y que ya no queremos conocer. La hay entre usted y yo. ¡Conocer!
¿Es el conocer una manera de eliminar distancias? ¿Es una manera de recorrer el camino entre el usted y el yo? ¿Es el alejarse una manera de acercarse más?

Alejamiento, desvío, desafecto entre personas. Las personas se distancian, las personas se juntan. Una trata de alejarse; la otra lo busca y se lo impide. Una le ruega que se aleje, el otro se aleja sin motivo alguno. El destino los une, los separan los recuerdos; los unen la nostalgia, los separa el miedo; los unen las cosas que tienen en común y los separa la distancia…

Longitud del segmento de recta comprendido entre dos puntos del espacio. La distancia que dejamos entre nuestros cuerpos. Dicen que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. ¿Por qué a veces damos vueltas y vueltas para unirnos? ¿Por qué cuando se es tan directo como esa línea, se malinterpretan las cosas? ¿Por qué cuando se “siente” esa línea hay congojas y miedos? Esto de longitudes de segmentos y el sistema métrico decimal… mejor no entrar en detalles…

A veces no nos medimos en algunos comentarios. ¿Implica esto alguna especie de distancia infranqueable entre el ser y deber ser? Medir nuestros comentarios por su pertinencia en el asunto… esto no me gusta del todo, especialmente por que cuando de hablar se trata, no mido ni mis comentarios ni sus consecuencias; pero bueno, veamos eso como un área de oportunidad…
Longitud del segmento de recta comprendido entre un punto y el pie de la perpendicular trazada desde él a una recta o a un plano. ¡Wow! Esta definición dista mucho de mi entendimiento. Y en realidad dista mucho de importarme.

Dicho de un estudio: Que se imparte a través de medios de comunicación como el correo, la radio, la televisión, etc. sin requerir la presencia de los alumnos. Estudiar a distancia. Esto del estudio a distancia es curioso. Es como el concepto de trabajar remoto. No sé, a mí en lo personal no me gusta mucho la idea de estar lejos de los demás. Me parece que el estudio presencial es mucho más enriquecedor que el a distancia. Esto del trabajo remoto tampoco me gusta. No es lo mismo la interacción cara a cara que la virtual. No me gusta cómo se transmite el mensaje y no poder leer el lenguaje corporal de la persona que lo emite, o bien, de quien lo recibe. ¡Amor a distancia! Este puede que sea el peor… eso de no poder leer el lenguaje corporal, máxime cuando se ha adoptado por hacer una lectura braille...

Existen momentos en los que el factor distancia nos deja anonadados… como cuando Antoine De Saint – Exupéry nos dice:

“La primera noche me dormí sobre la arena, a unas mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. Estaba más aislado que un náufrago en una balsa en medio del océano. Imagínense, pues, mi sorpresa cuando al amanecer me despertó una extraña vocecita que decía: — ¡Por favor... píntame un cordero! — ¿Eh? — ¡Píntame un cordero!”

Mil millas de distancia del lugar habitado más próximo, y aun así la petición de dibujar un cordero une a ambos a personajes.

“Miré, pues, aquella aparición con los ojos redondos de admiración. No hay que olvidar que me encontraba a unas mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. Y ahora bien, el muchachito no me parecía ni perdido, ni muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo. No tenía en absoluto la apariencia de un niño perdido en el desierto, a mil millas de distancia del lugar habitado más próximo.”

Ni perdido, ni muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo… ¿acaso no han sentido ustedes el estar perdidos, o la sensación de vacío o de miedo para acortar la distancia que los separa con alguien? Y acá, en la historia que nos ocupa, el Principito fresco fresco a mil millas de distancia del lugar habitado más próximo… Extrapolemos la petición y apliquémosla a una desconocida… debe de ser, por mucho, el mejor “pick up line” a usar con alguna desconocida que medianamente se respete… “— ¡Por favor... píntame un cordero! — ¿Eh? — ¡Píntame un cordero!”.

“Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.” Así continúa De Saint – Exupéry… ¿no somos todos acaso misterios demasiado impresionantes? ¿Será posible que la fémina no se conmueva del hecho que estamos usando un clásico para iniciar la conversación? ¡Ja! Me imagino la cara… comparable con la del mesero al pedirle un “escrúpulo de monja”… No importa… Si no genera conversación, será una buena anécdota; si la genera, lo será aún más.

En el amor en los tiempos del cólera se trata de recetar la distancia como un remedio al mal de amores… “Prescribió infusiones de flores de tilo para entretener los nervios y sugirió un cambio de aires para buscar el consuelo en la distancia, pero lo que anhelaba Florentino Ariza era todo lo contrario: gozar de su martirio.”

¿Buscar el consuelo en la distancia? Mejor buscamos a Consuelo en la cercanía ¿no? Estas Ferminas que son bien cabezonas y nos lastiman a todos los Florentinos del mundo… “Vivían en dos mundos divergentes, pero mientras él hacía toda clase de esfuerzos por reducir la distancia, ella no dio un solo paso que no fuera en sentido contrario.” O bien esta otra: “Colgó sin hablar, pero la distancia infinita de aquella voz inasible le resintió la moral.” La siguiente es hermosa, pues combina tanto el espacio como el tiempo… “Florentino Ariza, de pie, apoyó la punta de los dedos en el respaldo del escaño hasta que pasó de largo el vahído, porque sintió que él y ella no estaban a siete pasos de distancia sino en dos días diferentes.” O la clausura de película… “Por primera vez estaban el uno frente al otro a tan corta distancia y con bastante tiempo para verse con serenidad después de medio siglo, y ambos se habían visto como eran: dos ancianos acechados por la muerte, sin nada en común, aparte del recuerdo de un pasado efímero que ya no era de ellos sino de dos jóvenes desaparecidos que habrían podido ser sus nietos.”

Khalil Gibrán nos dice: “Nosotros, los trotamundos, buscando siempre el camino más solitario, no comenzamos un día donde hemos terminado otro y no hay aurora que nos encuentre donde nos dejó el atardecer. (…) Porque ¿qué distancias puede alcanzar el amor que no estén en esa esfera inmensurable?”

Sabina, para clausura, nos dice: “…tienes que aprender a decir adiós, la mejor distancia es la mayor…” ¿Y si en lugar de decir adiós, decimos hola, y entre mayor sea la distancia recorrida quizá sea mejor?

La distancia, los distanciamientos; los espacios, la ausencia de espacios; la lejanía o la cercanía; el conocimiento o el desconocimiento… el conocerse para saber que la distancia era necesaria, y el reconocer que ya no se requiere más de los “servicios del distanciamiento”. La expectativa de recorrer una cierta distancia juntos, y la esperanza de que en ese transcurrir se elimine la distancia entre los dos. Eliminar distancias recorriendo distancias.

Hola, mucho gusto, ¡Píntame un cordero!