miércoles, 26 de noviembre de 2008

De las condolencias.

Condolencia viene de condolerse. Es una participación en el pesar ajeno. Condoler viene del latín condolēre, que es compadecer.

En su segunda acepción, condolencia es definido como pésame. Pésame es expresión con que se hace saber a alguien el sentimiento que se tiene de su pena o aflicción.

¿Por qué de las condolencias? Pues una querida amiga ha perdido a su hermanita menor esta semana. El dolor nos embarga, solidariamente a todos aquellos que la conocemos.

Lo que hoy escribo, no pretende ser otra cosa más que una mera participación en ese dolor ajeno.

¿Qué decir o qué hacer ante una situación tan injusta como esta? ¿Qué es lo apropiado? ¿Qué no se debe de decir? No sé. Yo peco de ser siempre imprudente e inoportuno. Ayer que hablé con ella, gracias a una de esas dos, le escuché una sonrisa. Tal vez la sonrisa más bella que le he escuchado a ella.

Dolor, mucho dolor se siente al perder a un ser querido. Preguntas, quedan preguntas que no podemos responder. La muerte siempre es un llamado a la reflexión. ¿Qué sucede con el alma? ¿Hay un más allá?

Una dolencia es indisposición, un achaque, una enfermedad. Viene del latín dolencia. Puede ser, a su vez, una infamia o una deshonra. ¿Abran sin-dolencias a como hay con-dolencias?

Alita, te mando un abrazo a la distancia, no sé que decirte, no sé que pensar. Te podría decir miles de miles de cosas, pero todo suena trillado en este momento. No sé que se siente, no sé que haría en tu lugar. Me gustaría poder llegar a ser tan fuerte como tu mamá, valiente la señora, admiro la respuesta dada: “Dios me la prestó por 24 años, en los cuales siempre me hizo feliz…” No recuerdo si eso es literalmente lo que me dijiste que dice, pero era algo similar.

Nunca he sido creyente del mas allá, me atrae mucho el mas acá, pero sea lo que sea, tu hermanita ya no está cargada de estas prisiones, y seguro sueña con ese estado en el que más lisonjera se ve.

Siguiendo con mi siempre querido Calderón de la Barca, ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

martes, 30 de septiembre de 2008

Del rocío.

El rocío viene de rociar. Es un vapor que con la frialdad de la noche se condensa en la atmósfera en muy menudas gotas, las cuales aparecen luego sobre la superficie de la tierra o sobre las plantas. En su segunda acepción son gotas de rocío perceptibles a la vista. En su tercera acepción es una lluvia corta y pasajera. Y en la cuarta son meras gotas menudas esparcidas sobre algo para humedecerlo.

Rociar, por su lado, nos dice el diccionario que viene del latín vulgar roscidāre, derivado del latín roscĭdus, lleno de rocío, húmedo, y este de ros, roris, rocío.

El rocío es algo que pasa. No se pide, solo pasa. Se disfruta. Refresca. Humedece. Con esa humedad da vida y hace las noches pasajeras. El día se pasa, llega la noche, y con ella, con su oscura complicidad, el rocío aparece. ¿Cómo no disfrutarlo?

El rocío presupone cierta naturaleza cómplice, esto de esparcir en menudas gotas el agua u otro líquido lo deja a uno pensando, ¿no? Máxime cuando la segunda acepción nos dice que en su forma transitiva el rociar consiste en arrojar algunas cosas de modo que caigan diseminadas. ¿Qué podemos “diseminar”?

Viene con la frialdad de la noche ¿acaso para “calentar” a través de humedad las superficies que encuentre a su disposición?

Nos dice Sabina… Ay! Rocío, caviar de Riofrío, sola entre el gentío, tortolica en celo, como un grano de anís, un weekend en París, un deshielo…

Buesa también habla del rocío en su poema del Amor tardío:

…Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío…

En la Balada del Mal Amor, el mismo Buesa nos dice:

…Ya lo mío fue mío,
y ahora voy al azar…
Si una rosa es más bella mojada de rocío,
el golpe de la lluvia la puede deshojar…

En su “Brindis”, Buesa nos menciona el rocío de nuevo:

He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío:
una blanca, otra roja, como tu amor y el mío.
Y he aquí que, lentamente, las dos rosas deshojo:
la roja, en vino blanco; la blanca, en vino rojo…


El rocío se forma por la noche y en tiempo tranquilo y claro, cuando el frío del suelo se transmite al aire que está en contacto con él y causa la condensación del vapor de su capa interior. Esto del tiempo tranquilo y claro a veces no lo es, pues alguna que otra ocasión el rocío es la causa de una agitada noche. ¿Acaso el sudor del cuerpo puede ser una especie de rocío bajo techo?

Se habla también de la “Romería del Rocío”, una fiesta andaluza que tiene lugar en la homónima aldea. Consiste en una peregrinación al santuario de la Virgen que recibe este nombre.

Existe, por lo tanto, la Virgen del Rocío, que asumo que de virgen no tiene nada, como la famosa María.

En fin, el rocío pasa, como pasan las aves, como pasa el tiempo. ¿Qué hacer con el rocío? Pues es una respuesta complicada. Por su naturaleza misma es usualmente un placer efímero y nocturno. Por nuestra naturaleza misma, tendemos a prolongar los placeres que nos da la vida.

Sabina (¡tan lindo Sabinita!) nos dice:
“Y si amanece por fin y el sol incendia el capó de los coches, baja las persianas, de ti depende, y de mí, que entre los dos siga siendo ayer noche, hoy por la mañana.” ¿Y si con las persianas cerradas simulamos la noche y con ella el rocío?

“Anda deja que te desabroche un botón, que se come con piel la manzana prohibida… La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama…” Oscura mujer tiende a ser la noche, negra noche que nos cubre con su manto de complicidad, que nos humedece la existencia con el rocío.

El rocío supone el sereno, del latín serēnum, de serum, la tarde, la noche. El sereno es la humedad de que durante la noche está impregnada la atmósfera. Puede ser también el encargado de rondar de noche por las calles para velar por la seguridad del vecindario, de la propiedad, etc. ¿Y si decido rondar de noche con otros fines?

Salgamos de noche, no le temamos al rocío, no le temamos al sereno.

viernes, 12 de septiembre de 2008

De las pérdidas.

Pérdida viene del latín tardío perdĭta, perdida. Es una carencia, privación de lo que se poseía. Puede ser un daño o menoscabo que se recibe en algo, o bien, una cantidad o cosa perdida.

Parto de la premisa de que podemos perder todo. No somos dueños de nada. Podemos perder el alma, la fe, podemos perder el tiempo, la inocencia, la virginidad, podemos perder y ser perdidos.

Podemos tratar de perder un gato, o bien, podemos tratar de perder a alguien. Podemos sentirnos perdidos y sin salida alguna.

Podemos tener pérdidas materiales y no materiales. La pérdida puede ser instantánea o puede consumarse lentamente.

Algunas pérdidas nos duelen para toda la vida, como la de perder a la persona con la que creíamos íbamos a pasar el resto de nuestras vidas; otras pérdidas son más bien gratificantes, como cuando perdemos nuestra virginidad… ya lo dice Sabina, “…¡mi primera fulana se llamaba por fin!”.

Algunas veces tenemos ganancias a través de las pérdidas, si perdemos peso, ganamos salud, por ejemplo.

Hay pérdidas que son definitivas, y otras transitorias, perdí mi empleo, pero lo puedo recuperar. Perdí dinero, pero lo puedo recuperar. Perdí mi fe, pero esa no la quiero recuperar.

Hoy escribo de las pérdidas por que al inicio de la semana tuve una muy significativa. Tal vez de todas las pérdidas, las generadas a raíz de una muerte sean de las peores, ya no hay vuelta atrás. Es definitiva. El doctor Luis Javier Rojas Vargas, quien muriera el día 08 de septiembre escapando de unos cobardes ladrones era mi primo. Es un momento muy doloroso no solo para mí, antes bien lo es para toda la familia, para todos sus amigos y sobre todo, para su esposa y sus tres hijos. Luisito era un sol de persona y no merecía morir como murió.

Hay pérdidas que llaman a la reflexión. Esta es una de ellas. Hemos perdido a una excelente persona, pero con esta pérdida hemos podido ganar también otras cosas. Yo en particular he ganado el valor de poder decirle a muchas personas que las quiero. Luisito se fue sin que yo pudiera decirle cuanto lo quería y cuanto lo admiraba. No quiero que eso me pase con los demás.

Una pérdida, sí. Pero no puede ser una pérdida en vano. Tratemos de aprovechar nuestro tiempo, tratemos de querer a los que nos quieren.

En este momento podría hacer toda una campaña de odio contra las personas que ocasionaron la muerte de mi primo, prefiero hacer una campaña contraria e instar a querer más a nuestra familia, a nuestros amigos, a las personas que nos rodean.

No perdamos las ganas de vivir, no perdamos la ilusión del mañana. Perdamos el miedo a querer y ser queridos.

lunes, 18 de agosto de 2008

De mis series favoritas.

1. Seinfeld.
Las mejores nueve temporadas de la historia de la televisión. Demasiado pero demasiado buena.
El humor es único e irrepetible. Es una estupidez rayando en lo brillante.

2. Frasier.
El legítimo bon vivant, el sibarita por excelencia...
¿Quién dice que jugando raquect no se aprenden palabras nuevas?

3. Becker.
Un doctor amargado que amargo a quienes se encuentran alrededor suyo.

4. Cheers.
"Where everybody knows your name!"
Puntos extra por que de ahí salieron los actores de Frasier y de Becker :o)

5. Two and half men.
Es demasiado ocurrente y muy casual.

6. The Three Stooges.
Los tres chiflados son de los mejores recuerdos de la infancia. Me gusta mucho el "cuarto", Shemp, ese es excelente.

7. The Little Rascals.
Muchas travesuras de infancia salieron de ver a la pandilla... excelente aporte a la niñez.

8. The Munsters.
La serie, comíquisima, y Marilyn Munster, un detallazo.

9. Mr. Ed.
¡Un caballo que habla! Y como no mencionarla... Carol Post, otro detallito.

10. Alf.
La risa de Alf era la mejor, y su famoso "No hay problema" también.
¡El hecho de que se quisiera comer a los gatos lo hacía aún más gracioso!

lunes, 11 de agosto de 2008

De mis películas favoritas.

Alita me deja de tarea seleccionar mis diez películas favoritas. Es una tarea difícil, pues me gustan mucho más que esas. La única que no pongo en tela de duda, jamás, será Casablanca. Acá les pongo la lista y un poco de por qué (No sé si se puede hacer eso de la explicación, pero si no se puede, me vale tres paquetes de Picaritas).

1. Casablanca
Primero lo primero. Ingrid Bergman es "LA" titi. Es la mujer más bella de todas. ¿La película? Pues tiene de todo, humor, romance, acción, cinismo, sarcasmo, excelente música, una fotografía bellísima, etc.
Eternamente agradecido con don Andrés Sáenz por hacer que la viera allá por 1996 en el curso de Apreciación de cine de la UCR.

2. Scent of a Woman
Pacino! ¿Qué más se puede decir?
¿Frase favorita? Cuando el Coronel Slater va saliendo hacia Nueva York con Charlie, toma el gato en sus brazos y le dice: "When in doubt... fuck!" Excelente aporte ¿no?

3. Star Wars
"May the force be with you."
"Everything! Fear is the path to the dark side. Fear leads to anger. Anger leads to hate. Hate leads to suffering. I sense much fear in you."
Ser un jedi... ¿quien en su sano juicio no lo ha querido ser?

4. Matrix
"Welcome to the real world Neo".
Matrix es demasiado buena, desde su directa relación con la alegoría de la caverna de Platón hasta la música. ¿Trinity? ¿Han visto a una mujer que sea más sexy matando gente?

5. The Godfather
"I'll make him an offer he can't refuse."
"What is the point of confessing if I don't repent"
Filosofía de Vida 101. ¿El arte de la guerra? ¡¿Para qué si tenemos El Padrino?!

6. The Bridges of Madison County
Eso es el romanticismo en su máxima expresión.

7. Big Fish
Para aquellos que necesitan ponerse en paz con su papá.

8. Nuovo cinema Paradiso
Otra película que le debo al curso de Don Andrés. Al lugar, donde has sido feliz, es mejor no tratar de volver...

9. Amelie
Un himno a la cotidianeidad. Picara, muy bien lograda.

10. 50 First Dates
Espontainedad y acoso disfrazado de la manera más inocente ;o)

lunes, 28 de julio de 2008

De las ilusiones, los ilusos, los ilusionistas y el ilusionismo.

La ilusión. Ilusión viene del latín illusĭo, es un concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos. También puede ser una esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo. En su tercera acepción es una viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etc. Finalmente en su cuarta acepción, es una ironía viva y picante.

Iluso, también del latín (illūsus), participio pasado de illudĕre, burlar. Un iluso es un engañado, seducido. Puede ser usado también para describir a alguien propenso a ilusionarse, a un soñador.

Ilusionista es quien por juego o por profesión, practica el ilusionismo.

El ilusionismo es el arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales.

Dicho lo anterior, no puedo dejar de pensar en ese gran teatro en el que somos, en el que vivimos. Vuelvo sobre la teoría del rol social que en alguna otra oportunidad había mencionado. Nosotros nacemos en un mundo que nos precede, está ahí antes de nuestro nacimiento. Nos regimos no solo por las leyes físicas, pero también por esas creadas por el hombre. De nosotros se esperan muchas cosas, así como también nosotros esperamos tantas más.

Nuestras necesidades y expectativas cambian no solo de acuerdo a nuestro entorno, cambian de acuerdo a nuestra formación.

Esas necesidades incluyen las necesidades afectivas y sus diferentes matices. De ahí el nombre de hoy. Esas “necesidades” nos son siempre tales, algunas veces son ilusiones, en otras, cuando nos dejamos seducir, somos unos ilusos; algunas, las creamos en los demás, y somos ilusionistas, haciendo actos de “ilusionismo” que nos permiten llegar al día siguiente.

¿Qué somos y cómo lo somos? ¿Cómo sabemos si somos ilusiones de otros, ilusos o ilusionistas?

¿Será que acaso podemos escoger nuestro rol en este teatro, o un director arbitrario y egoísta decide por nosotros?... Un dios triste y envidioso, como nos dice Sabina…

No sé la respuesta de esa pregunta. Sí sé que dada la teoría del rol social, podemos ser todos o ninguno. Conciente o inconcientemente está en nosotros el dar lo mejor en cada acto.

El fin de semana vi la puesta en escena de mi siempre amada “La Vida es Sueño”. Los dejo con esto:

Descúbrese Segismundo con una cadena y la luz vestido de pieles

Segismundo:¡Ay mísero de mí, y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
--dejando a una parte, cielos,
el delito del nacer--,
¿qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que no yo gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que dejan en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
--gracias al docto pincel--,
cuando, atrevido y crüel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto a su huída;
¿y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegios tan süave
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

No somos peces, brutos, ni aves. Tampoco estamos cargados de prisiones como Segismundo. A veces somos ilusiones, a ratos ilusos, en ocasiones ilusionistas… ¿Qué somos hoy?

martes, 24 de junio de 2008

De la escafandra.

La escafandra viene del griego; de dos palabras, esquife una y hombre la otra. Un esquife es un barco pequeño que se lleva en el navío para saltar a tierra y para otros usos. Y con respecto al hombre, pues el hombre es el hombre, no hace falta definirlo a estas alturas ¿no? (Feministas, favor no entrar en banalidades de género y demás, están incluidas ahí mismo) .

Continuamos con la escafandra, es un aparato compuesto de una vestidura impermeable y un casco perfectamente cerrado, con un cristal frente a la cara, y orificios y tubos para renovar el aire, que sirve para permanecer y trabajar debajo del agua.

Curiosamente un artista local (Miguel Solari) utiliza esta palabra como recurso para sumergirse a otros mundos, para aislarse en un mundo donde las palabras, los ritmos, la música en general toman un matiz diferente.

No soy muy conocedor de la música, de la “teoría” de la misma, o de las clasificaciones de aquella. No les puedo decir algo como “ese tema es muy barroco”, “es una propuesta interesante pues fusiona ritmos hasta ahora excluyentes entre sí, y en eso radica lo innovador de la…”, etc.

De la música solo puedo decir dos cosas: me encanta en general, y en específico, odio a Ricardo Arjona. De ahí en adelante TODO me gusta. De la ópera al perreo todo me parece válido.

Unos días atrás escuché por primera vez a la Escafandra. Este ha sido un año de encontrar artistas nacionales en diferentes ámbitos, el musical no se puede quedar de lado.

¿El disco? Se llama “Collage”. Un collage es una técnica pictórica consistente en pegar sobre lienzo o tabla materiales diversos. El lienzo o la tabla acá se dejan de lado y se pegan diferentes ritmos. Unos muy movidos, otros no tanto, rayando en lo melancólico. No estuve allí el día en que los girasoles perdieron todos sus colores y no quisieron ver al sol… Me imagino los girasoles de mi querido Van Gogh rehusándose a ver el sol. ¿Lucem aspicio?

“En esta noche yo quiero regalarte una lágrima, sal de mar, mar sin pez, pez sin agua, agua y sal y una lágrima.” En las canciones se encuentran juegos de palabras muy buenos, muy bien logrados. Son temas a los que sí se le ponen atención, son literalmente una escafandra al mundo Solari.

Solari me llama la atención, con ese apellido tal vez no hubiera elegido la escafandra como instrumento para trasladarme a su mundo, pensaría más bien en una sonda espacial, pero bueno, esas son loqueras mías. ¿Acaso podemos esperar un Eclipse Solari en un futuro? No lo sé.

En Carpe Diem: ¿Pero cómo escapar a la musa del vino, vino verde que compra y entorpece el sentido? Yo no lo quiero huir, acá me quedo y espero sus palabras de aliento.

En MySpace (www.myspace.com/escafandra) los catalogan como: Alternativa / Experimental / Rock.

Miguel dice: “Me cuestionaba un amigo el otro día. "¿Pero qué música tocan? Trova, Nueva canción, Jazz, Pop, Rock..?"

Difícil para uno contestar eso, en el sentido de que: es lo que es. Digo, nunca he compuesto una canción pensando en que suene "parecido a...". Sin embargo es una pregunta MUY válida. Y será la pregunta que ande dando vueltas en mi cabeza por un tiempo, muy probablemente. Tal vez algún día se la pueda contestar, a él... y a mi.

En todo caso trova no es, del todo. Rock "pesado" no es. Jazz tampoco. Pero sí es una fusión (¿collage?) de géneros dentro del rock. O sea, que es rock. Al final de cuentas es rock. O tal vez no...”

Escucho una y otra vez el disco y trato de pensar en qué genero musical los puedo encasillar. Aún no se la respuesta. Solo puedo decir que es una música que me agrada, que me distrae, que me sumerge en diversos pensamientos.

¿Qué música toca la Escafandra? Escuchen el disco, vayan a un concierto. Comentemos al respecto.

Cuando me inicié en esto del blog, solo me leían mis amigos. Ahora me leen desconocidos con los que en alguna u otra ocasión he creado una bonita amistad cibernética. Así como nos apoyamos unos a otros en esta terapéutica rutina, apoyemos la música nacional. Apoyemos a personas que nos regalan paréntesis imaginarios en nuestra cotidianeidad.

En “La Escafandra” el grupo nos dice: “Hoy es un gran día. Inmersiones en mi mente, estoy deseoso de volver ahí, a sentirme vivo una vez más, sumergirme en este mar, la escafandra me permite ver el mundo con otro color, y el oxigeno me recuerda que a este mundo pertenezco yo…”

Hoy de hecho es un gran día, ¿acaso no todos los días lo son? Cierro con mi siempre querido Calderón de la Barca…

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Sueña el que a cantar empieza, sueña Miguel que es un cantante, sueña que está en su escenario, no solo sueña, nos hace partícipes de su sueño.

Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Cuando se hace realidad un sueño y estamos en ese estado mas lisonjero, ¿usamos acaso una escafandra para ver el mundo de otro color?

Gracias por las inmersiones, gracias por el oxígeno, gracias por esos paréntesis, gracias por la escafandra, por el viaje, por la serenata sin sol, por la lágrima, por el vino tinto; gracias por los grillos, por el abrigo y por el interno profundo.

lunes, 16 de junio de 2008

Del silencio.

El silencio. Hoy voy con la transcripción literal de lo que nos dice el diccionario:

“Abstención de hablar. 2. Falta de ruido. El silencio de los bosques, del claustro, de la noche. 3. Falta u omisión de algo por escrito. El silencio de los historiadores contemporáneos. El silencio de la ley. Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado. 4. Der. Pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio. 5. Mil. Toque militar que ordena el silencio a la tropa al final de la jornada. 6. Mús. Pausa musical. ~ administrativo. m. Der. Silencio (pasividad de la Administración). Perpetuo ~. m. Der. Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella. en ~ . loc. adv. Sin protestar, sin quejarse. Sufrir en silencio. entregar alguien algo al ~. fr. Olvidarlo, callarlo, no hacer más mención de ello. imponer alguien ~. fr. Hacer callar a otra persona. 2. reprimir una pasión. pasar alguien en ~ algo. fr. Omitirlo, callarlo, no hacer mención de ello cuando se habla o se escribe.

El silencio, el silencio como abstención de hablar. Mmmm no sé, ese me cuenta mucho. A como escribo, hablo, por lo que se podrán imaginar que tiendo a hablar mucho.

El silencio como falta de ruido. ¡Éste me encanta! En Nápoles, hace algunos años tuve la oportunidad de visitar “Napoli Sotterranea”. La cuidad de Nápoles se encuentra recorrida por cientos de cientos de túneles cavados en piedra bruta que en algún momento fueron un inmenso acueducto. Durante la Segunda Guerra Mundial, estos recovecos fueron utilizados como refugio anti-aéreo. Más de quinientas mil personas vivían en ese mundillo subterráneo. En la actualidad, por una módica suma de dinero, se puede realizar un recorrido maravilloso, donde se pueden ver grafitis de Hitler abrazando a Mussolinni y a Hirohito por ejemplo. Muy educativo. En algún momento del viaje por el infra mundo, el guía apaga la nos da algunas indicaciones. - Voy a apagar la luz. No se asusten. Apóyense en la pared… Necesito que no hablen, no hagan ruido, no hagan bulla… Oscuridad total… -¿Qué demonios le pasa a este sujeto? ¿Por qué me apaga la luz? ¿Qué es ese pito tan insoportable que escucho? ¿Por qué no para de sonar? Me cuesta respirar un poco, la luz está apagada, estoy en Nápoles, no me conoce nadie de las personas con las que estoy en este momento. ¿Y si me pasa algo aquí? ¿Por qué la luz apagada? ¡Qué montón de polvo! ¿La luz, por qué la extraño? ¿Y si explota el Vesubio de nuevo? ¡Ahhhhhhhhhhh maldito pito! ¡Dejen de tocarlo!... Hmmm… Dejó de sonar… ¿Qué hacemos arrecostados a la pared en la oscuridad? ¡Prendió la luz! ¿Qué estaba haciendo en la oscuridad? Nos habla. Nos pregunta: ¿Escucharon el pito? - ¡No guevón! ¡¿Cómo demonios no lo vamos a escuchar si estamos metros de metros bajo la superficie y usted se pone a tocar un maldito pito en la oscuridad?! Pues bien, resulta que no había pito. El silbido que escuchaba era el de la membrana de mi propio oído. Aparentemente, (esa fue la explicación que nos dio), el oído no está acostumbrado al sonido absoluto. Ese pito que escuchaba era el de la membrana moviéndose, vibrando. Le tomó cerca de un minuto el acostumbrarse a no escuchar nada. Falta de ruido. Simplemente maravilloso. Falta de ruido en Nápoles, una ciudad tan bulliciosa, simplemente espectacular.

Siempre que le cuento a alguien esta experiencia, le digo que lo piense. Siempre escuchamos algo. Un grillo (muy Cuentos de Angustias y Paisajes ¿no?), un perro, un gato, una lagartija, agua goteando, agua lloviendo, el teléfono, un trueno, un grito, una puesta, una sirena. Yo en este momento escucho un mensaje de texto que me acaba de llegar al celular, una motocicleta a lo lejos, el sonido de las teclas cuando escribo y a Sergei Rachmaninov (Etude A-moll, Op. 39, No. 2). Me acomodo en la silla, y la oigo. Y ya que estoy poniendo atención a los sonidos que escucho, pues hago ruido como un tontillo… ¡tá! la mano contra el escritorio! sniff, en la nariz… silvo… Jajajajajaja, me río. Escucho mi risa. ¿Estaré totalmente loco? Pienso que más puedo hacer que genere ruido. ¡Ruido! Sabina, pongo en pausa a don Sergei y pongo solo por un momento ruido… “Ella le pidió que la llevara al fin de mundo, él puso a su nombre todas las olas del mar. Se miraron un segundo, como dos desconocidos… Mucho, mucho ruido, ruido de ventanas, nidos de manzanas que se acaban por pudrir. Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido, tanto ruido y al final por fin el fin. Tanto ruido y al final…” Basta de ruido. Sigamos con la clásica. Primer movimiento de la Sinfonía Número 40 de Mozart. (Todo niño que se respete tiene que haberla escuchado… es la típica musiquilla de las fábulas de Looney Tunes).

Sigamos con el silencio. Falta u omisión de algo por escrito. ¿Estaré dejando algo por fuera de lo que pienso mientras escribo? El silencio de los historiadores contemporáneos. ¿Y el Silencio de los Inocentes? ¿Y los Héroes del Silencio? El silencio de la ley. Lo que la ley omite. Este afán leguleyezco de tratar de reducir todo a normas… Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado. Silencio. Escríbeme cuanto antes. ¿Mejor una llamada telefónica no? Estos ejemplos de la Real Academia a veces me gustan y a veces no. Lo he dicho, ya que es imposible que sea Luis XIV, por lo menos me deberían dejar trabajar en la Academia, para poner ejemplos afines a mis preferencias. Luego les daré un diccionario Español – Rubén/ Rubén – Español. Pero eso es para luego. De momento sigamos con esta definición que nos ocupa el día de hoy.

Pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio. Silencios positivos o silencios negativos. Ahora resulta que no solo tengo que romperme la cabeza tratando de descifrar porque mi mamá no me habla, o porque mi hermanita está tan callada; o porqué esa persona del trabajo hoy no me ha dirigido la palabra; o bien, porque ese amigo no me responde las preguntas; o peor aún, que significa el silencio de esa persona con la que estoy empezando a salir. ¿Estará contenta, estará enojada? ¡No! Aunado a todo lo anterior, cuál nenita caprichosa quinceañera, la “Administración” tiene sus silencios, no solo la “Administración” es la culpable de muchas cosas, resulta que ahora tengo que adivinar que quiere decir cuando no dice nada. ¿Será silencio negativo, o lo será positivo? Maldita “Administración”… dichosamente el periodo es solamente cada cuatro años, porque si fuera mensual ¡ay Tatica Dios nos coja confesados! ¡Qué feo que nos coja Tatica Dios! Está peor aún que la maldición Vargas. Me corrijo… ¡ay que Tatica Dios no nos tome sin habernos confesado!

Pero bueno, seguimos. Tenemos la parte militar. Toque militar que ordena el silencio a la tropa al final de la jornada. Esto de los ejércitos, los trajes, la fanfarria militar, no sé, no me gusta. ¡Siguiente!

Pausa musical. Este me encanta. El silencio como elemento musical. El silencio como pausa. De esto no escribo mucho, pues lo disfruto, más no lo sé explicar. Espero que en algún artículo de don Jacques Sagot, o bien, en alguno de sus conciertos didácticos lo explique. A él de seguro la explicación le quedará mejor. De hecho hoy (domingo 15 de junio del 2008) en el periódico (La Nación) habló de “Silencio, plegaria, adoración”. Excelente artículo. Se los recomiendo.

Perpetuo silencio… Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella. Años en la Facultad de Derecho y no recuerdo a nadie hablando del perpetuo silencio. Con la palabra “perpetuo” solo se me ocurre “el perpetuo socorro”, pero eso no es tema de esta conversación.
En silencio. Sin protestar, sin quejarse. Sufrir en silencio. Esto de sufrir en silencio es un poco confuso. No es algo sostenible, ni tampoco recomendado. A mí me encanta hablar. Lo que me moleste, lo trato de hablar. Lo trato de decir. Si bien es cierto no me ha ido ni regular algunas veces, he de decir que me ha ido bastante bien en otras. No suframos en silencio. No vayamos por la vida sin protestar, sin quejarnos. Ahora bien, no me malinterpreten. No les estoy diciendo que berreen por absolutamente todo. No. Protestemos. Demos quejas. Pero no protestemos por protestar, no nos quejemos por quejarnos. Protestas y quejas razonadas. Eso es bueno.

Entregar alguien algo al silencio. Olvidarlo, callarlo, no hacer más mención de ello. Se recomienda hacer esto cuando no valga la pena hablarlo o decirlo. ¿Cuándo es conveniente? No lo sé. Es discrecional y casuístico. A ser examinado en la situación en particular. (Paréntesis… ahora oigo hasta al procesador de la computadora… no se puede estar en silencio…)

Imponer alguien silencio. Hacer callar a otra persona. Este me resulta muy pero muy útil. Especialmente cuando estoy en el cine o en el teatro. No soporto a los que van a uno o a otro para solamente hablar. ¿Por qué mejor no van por un café?

Reprimir una pasión. Silencio y el reprimir una pasión. Este sí está más difícil (¡así como escribir cinco palabras seguidas con tilde!) ¿Será el reprimirla por que por cobardía, pena u otra razón no dijimos nada en el momento indicado? O ¿será solamente el reprimirse un poco y ni siquiera suspirar por que el grosor de las paredes no nos garantiza la discreción necesaria?

Pasar alguien en silencio algo. Omitirlo, callarlo, no hacer mención de ello cuando se habla o se escribe. Se me parece tanto a eso de sufrir en silencio, que mejor ni escribo al respecto. Sí, lo sé, no necesariamente puede ser algo negativo, puede que sea algo positivo que no quiero compartir con nadie más, pero no sé, me siento negativo en este preciso momento, por lo que hará caso omiso del mismo y lo pasaré en silencio, lo omitiré, lo callaré, no haré mención de ello cuando escribo. Esto, amigos, es el maravilloso principio de autonomía de la voluntad. Es mi prerrogativa. Es hacer “porque sí”, o en este caso, “no escribir porque sí”.

El silencio es muy complejo. Bodecker y Neander en su “Silence! Homenaje al Maestro Marcel Marceau” me pusieron a pensar mucho en el silencio. Es impresionante lo que se puede decir con el cuerpo. Es increíble como la palabra nos limita. Ya lo decía Marceau: “El silencio no tiene límites, los límites los impone la palabra.” El sonido viaja a trescientos cuarenta metros por segundo, la luz a trescientos mil kilómetros por segundo, y ¿el silencio a qué velocidad viaja?

Muchas veces transmitimos más de lo que queremos sin decir nada, que diciendo algo. Algunas veces cuesta mucho borrar algo que dijimos en lugar de guardar silencio. ¿Cómo se guarda el silencio? ¿A dónde se coloca algo intangible? ¿Cómo coloco el silencio en las partes adecuadas para que mi mensaje sea inteligible? ¿Es la pausa musical lo mismo que el espacio que coloco entre cada palabra para que usted me lea? O ¿esquesiescribieraasítodopegadoustedmeenteríaloquelequierodecir? ¿Será tan evidente falta de una pausa musical para un oído educado como lo es la falta de espacios entre palabra y palabra?

El silencio es un fenómeno complicado. El silencio es… - Shhhhhhhhhhh… Me acerco el dedo índice a la boca en señal de silencio… - Shhhhhhhhhhh… Pero yo quiero seguir escribiendo… - Shhhhhhhhhhh… Pero yo, es decir, ¡no he acabado! (¡Qué te callés! Me grita por ahí el Rey Juan Carlos) - Shhhhhhhhhhh… Pero yo quiero… - Shhhhhhhhhhh… Pero yo… - Shhhhhhhhhhh… ¡Pero! - Shhhhhhhhhhh… ¡Bueno, no digo más! - Shhhhhhhhhhh… - Shhhhhhhhhhh…

*Nota final: Y la Academia dice que el silencio es una “Abstención de hablar.”… Yo hubiera podido seguir hablando del silencio… - Shhhhhhhhhhh…

martes, 10 de junio de 2008

De las abuelas.

El término abuelo o bien, el de abuela viene del latín vulgar aviolus.

Se dice respecto de una persona, padre o madre de su padre o de su madre. También se dice de una persona anciana. Según la Real Academia, el término también sirve en la lotería de cartones, pare referirse al número 90. En su cuarta acepción se puede utilizar para referirse a cada uno de los mechoncitos que tienen las mujeres en la nuca, y que quedan sueltos cuando se atiranta el cabello hacia arriba. Sirve de manera genérica para referirse a los antepasados de una persona.

Para mí, mi definición personal de abuelo, o de abuela, es un sinónimo perfecto de la palabra amor.

Hoy les quiero hablar de mi abuelita, de doña Victoria. Ya en el pasado les hablé de mi abuelito, Papi Beto. Doña Victoria. Casi nunca he escuchado que alguien le diga así. Cuando nació mi primo mayor, Ronny (Ronaldo, q.d.D.g.), él no podía pronunciar la palabra "Victoria", por lo que le decía "Votola" y después terminó solo por llamarla Tola, Tola o Tolita. Así es como ella es conocida.

De mi abuelita, al igual que de mi abuelo, guardo solamente gratos recuerdos. Ella es una persona muy especial, con ella mi crié y ella es quien me alcahueteara todos mis antojos de la niñez. Mi abuelita linda, la más bella de todas. De niño sufría cuando me alejaban de ella. Quería quedarme a dormir en su casa. Algunas veces lo hice, lo disfrutaba mucho. Mi abuelita linda me chineaba como si literalmente no hubiera un mañana.

Recuerdo que a mi me gustaba tomar leche en chupón con azúcar. Mi mamá me decía que sin azúcar. Mi abuelita no. Me tomaba la botella y le pedía "el resto". La ollita que usaba para calentarla hacía poco más de una botella. "El resto" era un detallazo. Ella siempre reía cuando se lo pedía.

Lo mismo sucedía a la hora de almorzar, ella preparaba la comida, y si a mí no me gustaba, me preparaba lo que se me antojara. Si quería ver algún programa, ella me complacía. Si quería dormir, ella le decía a mi abuelo que le bajara el volumen al radio, etc. Ella me hacía cariño, me contaba miles de miles de historias, me leía Escuela para Todos, me enseña muchas fotos a blanco y negro, me llevaba a hacer mandados con ella; me llevaba a misa de 6am todos los días, pedía la ostia en la mano y compartía la mitad de la "galleta Suiza" conmigo, recuerdo cuando Fray Eliseo la regañó por compartir el "sacramento" con alguien que no había hecho la primera comunión; o bien, cuando yo jugada de "comando" en la iglesia y me arrastraba por todas las bancas, como si fuera un militar en la guerra y ella me cubría "por que es solamente un niño".

Ya en la universidad, la visitaba todos los miércoles. Me preparaba pollo, chuleta, atún, bistec, salchichas (¡y eso es literal!), para que yo escogiera lo que más me gustaba... evidentemente no tenía el corazón de dejar nada, y me lo comía todo... literalmente... Los miércoles eran de excesos al almuerzo.

De alguna u otra manera las abuelas, y Tolita en especial, son una maravilla. Me parece, que las madres son un súper especiales (y en algún momento hablaré de mi amada doña Milena), pero como madres están llamadas a ponerlo a uno en regla. Ya de abuelas, como que buscan la "redención". Son más permisivas. Eso lo veo con mi madre y con mis sobrinos. La perspectiva cambia por completo.

Una de las cosas de mi abuelita que adoro es su sonrisa y sus cosquillas. Hará diez años descubrí que tenía cosquillas. Desde entonces creo ser el único que le hacía cosquillas, ella me veía con una mirada única y me decía: "¡Cosquillas no, cosquillas no!" ¡Tan linda mi viejita!

Mi abuelita en sus últimos años ha pasado muchas cosas. Pasó por una depresión severa, hace ya quizá unos doce años. Yo me vestía de estudiante de medicina (gabacha y estetoscopio en cuello) para poder entrar a visitarla al Calderón Guardia en horas que no fueran de visita. Le decía a la gente que era estudiante y ellos me lo creían. Una vez me preguntaron: - ¿Cuáles materias cursa? - Mmmmm Embrio, Histo y Anato (las que cursaba mi amigo que me prestaba la gabacha y el estetoscopio de marras) - ¿Cuál le gusta más? - La verdad que todas, me encanta estudiar medicina, es una profesión fascinante, pero no hablemos de materias, que mucho tengo que responderle a los profesores, hablemos de mi abuelita y el cuadro que presenta... ¿me podría explicar más qué le sucede?

Hace dos años perdió al hombre de su vida. La acompañó por más de sesenta años...

Me siento perdido, extraño, nostálgico. ¿Por qué decidí hablar hoy de ella? Ayer una sucinta nota electrónica de un tío decía: "Estimado sobrino: Tola está muy mal, siento que ya ella está próxima a partir, por si quieres ir a despedirte." Al fin y al cabo, no quería hablar de las abuelas… quería hablar de MÍ abuela…

Hace meses no la veo. Hace meses me refugio en sus hermosos recuerdos. He tenido miedo de visitarla y no reconocerla. Lo admito. He sido un cobarde. Ayer la fui a ver, y en efecto, está muy malita...

Yo sé que tal vez no sea la mejor persona que ustedes lleguen a conocer. De acuerdo a la teoría del rol social, cumplimos diferentes roles en la vida, a veces somos hijos, nietos, padres, tíos o hermanos; podemos ser jefes o subordinados; podemos ser peatones o conductores; alumnos o maestros. Esposos, novios, amigos. Nunca me he jactado de ser el mejor en algo. Sé que tengo muchas áreas de mejora. Pero si de algo estoy seguro es que durante gran parte de mi vida fui el mejor de los nietos, el mejor de los nietos para los mejores abuelos. Mis abuelos de lujo.

Recurro a mi amado Sabina, y modifico una de sus letras: Yo sí soy un fulano con la lágrima fácil... Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación, con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida. Hoy a diferencia de las otras veces, ese viaje no lo hago a vivir otras vidas, ni a probarme otros nombres, ni a colarme en el traje y la piel de todos los tipos que nunca seré. Hoy gustoso regreso a mi niñez. Regreso a jugar en el patio de tierra con mis carritos de madera, con mi abuelita viéndome jugar. Regreso al patio de la escuela y saco del bolsillo del pantalón el billete de cinco colones que ella me regalaba para comprarme algo. Regreso al teléfono de noche y llamo a mis abuelos solo para asegurarme que aún están vivos y asegurarme que en la mañana compartiré con ellos.

Hoy siento incertidumbre, dolor, tristeza. Me siento inútil. Quiero andar con mis pantaloncillos y mi gabacha, correr a donde mi abuelita, abrazarla por la cintura y decirle: ¡Te amo!... Como tantas veces lo hice.

lunes, 2 de junio de 2008

De la distancia.

Hace algunos días pienso en la distancia. Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón… La distancia es un espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos.

Estamos a tantos kilómetros de distancia, estamos a tantas horas de distancia. La distancia, de alguna u otra manera implica el estar separados. El no estar juntos. Cuando la distancia es poca entre las personas, generalmente no se habla de “distancia”, se habla de proximidad, estamos juntos, próximos. Se puede estar cerca y estar distante a la vez. Se puede estar lejos y sentirse más cerca que nunca. Esto de las distancias y los tiempos es un poco confuso a veces. Se puede estar cerca y alejado para mantener una cierta distancia, para guardar distancia que dicen por ahí.

La distancia incluye tanto el espacio como el tiempo. ¿Cómo o por qué motivo es que nos distanciamos? Nos podemos distanciar sin desplazarnos. Nos podemos aislar en nuestra casa, en nuestros trabajos, en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos. Podemos aplicar un ostracismo individualizado que inexorablemente nos va aislar, nos va a distanciar de los demás.

Nos dice también el diccionario que la distancia puede ser la diferencia o desemejanza notable entre unas cosas y otras. Eso puede ser por ejemplo, cuando hay una distancia abismal entre lo que dije y lo que usted entendió. O bien, sin ir muy largo (problema de distancia de nuevo), entre lo que yo quería decir y lo que en realidad dije.

Existe una cierta distancia entre esa persona que apenas conocemos y queremos conocer. La existe entre aquellos a quienes conocemos y creemos conocer muy bien. La hay entre aquellos que no conocemos y en realidad no nos importa conocer, como evidentemente la hay entre quienes no conocemos y por algún motivo, si queremos conocer. La hay entre esa persona que desdichadamente conocimos y que ya no queremos conocer. La hay entre usted y yo. ¡Conocer!
¿Es el conocer una manera de eliminar distancias? ¿Es una manera de recorrer el camino entre el usted y el yo? ¿Es el alejarse una manera de acercarse más?

Alejamiento, desvío, desafecto entre personas. Las personas se distancian, las personas se juntan. Una trata de alejarse; la otra lo busca y se lo impide. Una le ruega que se aleje, el otro se aleja sin motivo alguno. El destino los une, los separan los recuerdos; los unen la nostalgia, los separa el miedo; los unen las cosas que tienen en común y los separa la distancia…

Longitud del segmento de recta comprendido entre dos puntos del espacio. La distancia que dejamos entre nuestros cuerpos. Dicen que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. ¿Por qué a veces damos vueltas y vueltas para unirnos? ¿Por qué cuando se es tan directo como esa línea, se malinterpretan las cosas? ¿Por qué cuando se “siente” esa línea hay congojas y miedos? Esto de longitudes de segmentos y el sistema métrico decimal… mejor no entrar en detalles…

A veces no nos medimos en algunos comentarios. ¿Implica esto alguna especie de distancia infranqueable entre el ser y deber ser? Medir nuestros comentarios por su pertinencia en el asunto… esto no me gusta del todo, especialmente por que cuando de hablar se trata, no mido ni mis comentarios ni sus consecuencias; pero bueno, veamos eso como un área de oportunidad…
Longitud del segmento de recta comprendido entre un punto y el pie de la perpendicular trazada desde él a una recta o a un plano. ¡Wow! Esta definición dista mucho de mi entendimiento. Y en realidad dista mucho de importarme.

Dicho de un estudio: Que se imparte a través de medios de comunicación como el correo, la radio, la televisión, etc. sin requerir la presencia de los alumnos. Estudiar a distancia. Esto del estudio a distancia es curioso. Es como el concepto de trabajar remoto. No sé, a mí en lo personal no me gusta mucho la idea de estar lejos de los demás. Me parece que el estudio presencial es mucho más enriquecedor que el a distancia. Esto del trabajo remoto tampoco me gusta. No es lo mismo la interacción cara a cara que la virtual. No me gusta cómo se transmite el mensaje y no poder leer el lenguaje corporal de la persona que lo emite, o bien, de quien lo recibe. ¡Amor a distancia! Este puede que sea el peor… eso de no poder leer el lenguaje corporal, máxime cuando se ha adoptado por hacer una lectura braille...

Existen momentos en los que el factor distancia nos deja anonadados… como cuando Antoine De Saint – Exupéry nos dice:

“La primera noche me dormí sobre la arena, a unas mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. Estaba más aislado que un náufrago en una balsa en medio del océano. Imagínense, pues, mi sorpresa cuando al amanecer me despertó una extraña vocecita que decía: — ¡Por favor... píntame un cordero! — ¿Eh? — ¡Píntame un cordero!”

Mil millas de distancia del lugar habitado más próximo, y aun así la petición de dibujar un cordero une a ambos a personajes.

“Miré, pues, aquella aparición con los ojos redondos de admiración. No hay que olvidar que me encontraba a unas mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. Y ahora bien, el muchachito no me parecía ni perdido, ni muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo. No tenía en absoluto la apariencia de un niño perdido en el desierto, a mil millas de distancia del lugar habitado más próximo.”

Ni perdido, ni muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo… ¿acaso no han sentido ustedes el estar perdidos, o la sensación de vacío o de miedo para acortar la distancia que los separa con alguien? Y acá, en la historia que nos ocupa, el Principito fresco fresco a mil millas de distancia del lugar habitado más próximo… Extrapolemos la petición y apliquémosla a una desconocida… debe de ser, por mucho, el mejor “pick up line” a usar con alguna desconocida que medianamente se respete… “— ¡Por favor... píntame un cordero! — ¿Eh? — ¡Píntame un cordero!”.

“Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.” Así continúa De Saint – Exupéry… ¿no somos todos acaso misterios demasiado impresionantes? ¿Será posible que la fémina no se conmueva del hecho que estamos usando un clásico para iniciar la conversación? ¡Ja! Me imagino la cara… comparable con la del mesero al pedirle un “escrúpulo de monja”… No importa… Si no genera conversación, será una buena anécdota; si la genera, lo será aún más.

En el amor en los tiempos del cólera se trata de recetar la distancia como un remedio al mal de amores… “Prescribió infusiones de flores de tilo para entretener los nervios y sugirió un cambio de aires para buscar el consuelo en la distancia, pero lo que anhelaba Florentino Ariza era todo lo contrario: gozar de su martirio.”

¿Buscar el consuelo en la distancia? Mejor buscamos a Consuelo en la cercanía ¿no? Estas Ferminas que son bien cabezonas y nos lastiman a todos los Florentinos del mundo… “Vivían en dos mundos divergentes, pero mientras él hacía toda clase de esfuerzos por reducir la distancia, ella no dio un solo paso que no fuera en sentido contrario.” O bien esta otra: “Colgó sin hablar, pero la distancia infinita de aquella voz inasible le resintió la moral.” La siguiente es hermosa, pues combina tanto el espacio como el tiempo… “Florentino Ariza, de pie, apoyó la punta de los dedos en el respaldo del escaño hasta que pasó de largo el vahído, porque sintió que él y ella no estaban a siete pasos de distancia sino en dos días diferentes.” O la clausura de película… “Por primera vez estaban el uno frente al otro a tan corta distancia y con bastante tiempo para verse con serenidad después de medio siglo, y ambos se habían visto como eran: dos ancianos acechados por la muerte, sin nada en común, aparte del recuerdo de un pasado efímero que ya no era de ellos sino de dos jóvenes desaparecidos que habrían podido ser sus nietos.”

Khalil Gibrán nos dice: “Nosotros, los trotamundos, buscando siempre el camino más solitario, no comenzamos un día donde hemos terminado otro y no hay aurora que nos encuentre donde nos dejó el atardecer. (…) Porque ¿qué distancias puede alcanzar el amor que no estén en esa esfera inmensurable?”

Sabina, para clausura, nos dice: “…tienes que aprender a decir adiós, la mejor distancia es la mayor…” ¿Y si en lugar de decir adiós, decimos hola, y entre mayor sea la distancia recorrida quizá sea mejor?

La distancia, los distanciamientos; los espacios, la ausencia de espacios; la lejanía o la cercanía; el conocimiento o el desconocimiento… el conocerse para saber que la distancia era necesaria, y el reconocer que ya no se requiere más de los “servicios del distanciamiento”. La expectativa de recorrer una cierta distancia juntos, y la esperanza de que en ese transcurrir se elimine la distancia entre los dos. Eliminar distancias recorriendo distancias.

Hola, mucho gusto, ¡Píntame un cordero!

lunes, 19 de mayo de 2008

De las coincidencias.

Una coincidencia es la acción y efecto de coincidir. Coincidir viene de co- y del latín incidere, que es caer en, acaecer. El coincidir es dicho de una cosa, convenir con otra, ser conforme con ella. Dicho de dos o más cosas es el ocurrir a un mismo tiempo, convenir en el modo, ocasión u otras circunstancias. En su tercera acepción, dicho de una cosa, ajustarse con otra, confundirse con ella, ya por superposición, ya por otro medio cualquiera. Continua con una penúltima y cuarta opción, dicho de dos o más personas, concurrir simultáneamente en un mismo lugar, y por último, dicho también de dos o más personas, estar de acuerdo en una idea, opinión o parecer sobre algo.

Esto de las coincidencias me ha llamado la atención últimamente por dos cosas. Hace algunos días, bastantes ya, me prestaron un disco de Sabina con Serrat, no el último que sacaron, uno anterior. Un homenaje a un tal Sense Bardagí. La primera canción del disco se llama “Lo peor del amor”. Hace pocas semanas me compre un libro de poemas de Sabina que se llama “Volando de catorce”. Un poema de los tantos que contiene se llama “Puntos suspensivos”.

Acaso por el nombre, y no por el contenido, le puse más atención. Se los incluyo para que se ubiquen mejor:
“Lo peor del amor, cuando termina,
son las habitaciones ventiladas,
el solo de pijamas con sordina,
la adrenalina en camas separadas.

Lo malo del después son los despojos
que embalsaman los pájaros del sueño,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástoles ni dueño.

Lo más ingrato es encalar la casa,
remendar las virtudes veniales,
condenar a galeras los archivos.

Lo atroz de la pasión es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales,
no le siguen dos puntos suspensivos.”

En diciembre, hacia finales de mes, en algún momento escribí de los puntos. La última parte de lo que escribí decía así:
“Tenemos los dos puntos, que a veces anteceden un punto de vista; tenemos el punto y coma, que nos pausa un poco más que una coma pero no tanto como un punto a secas. Tenemos el punto y seguido cuando le damos continuación a algo; el punto y aparte cuando se llega a un fin y los puntos suspensivos, cuando no sabemos qué pasará...”

Retomo a Sabina: “…cuando al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos”. ¿No es esa una muy elegante manera de hablar de los puntos?

¿Coincidencia que hablemos de los puntos? Atención: NO me estoy comparando jamás con el Maestro de Úbeda. Solo me pareció una bella coincidencia.

La otra cosa que me hace pensar de las coincidencias. En la misma mesa, bajo la misma luz pero con compañías diferentes. El elemento en común, un servidor. El sentimiento, no el mismo, pero sí parecido. Las ganas de ir más allá, las mismas. (¡De que hay ganas, siempre las habrá!)

El sentimiento no era el mismo pero sí parecido. ¿Qué es ese sentimiento? No lo sé. Si sé que la coincidencia no solamente lo fue física. La conexión existió. El más allá no se dio. No se persiguió, no se forzó. Se disfrutó. Se le dará tiempo. Se esperará a ver cómo se desarrollan los eventos.

Una tercera coincidencia, solo así como de feria. Resulta que la famosa Venada estudia derecho, lo mismo que un servidor. A ambos nos falta la tesis, por lo que estamos en tratativas para hacerla juntos. No solo en eso coincidimos, tenemos al Gabo, y ahora resulta que también coincidimos en el Merlos también. ¿Y acaso no coincidimos todos en este espacio cibernético también?

Y ya que hubo una tercera, ¿por qué no una cuarta? Coincido con esta opinión que Pezito tuvo la gentileza de mandarme por correo electrónico algunos días atrás:
“La más notable Creación del Hombre, es el Mundo de los Libros, ninguna otra de su obras perdura; los monumentos caen, las Naciones se acaban, las civilizaciones envejecen y mueren y, tras una era de oscuridad, surgen nuevas razas; pero en el Mundo de los Libros hay obras han sido testigos una y otra vez de estos acontecimientos y siguen viviendo, jóvenes y frescas como el día en que fueron escritas, contando al corazón humano hazañas de otros corazones muertos ha siglos...” Clarence Day, Periodista, The New York Times.

Como lo dice Savater: “… una divinidad irónica o aburrida regalará a cada espíritu su juguete eterno y se desentenderá de él para siempre con alivio”.

La divinidad de hoy, no es aburrida, es irónica. El juguete de este espíritu; las coincidencias, al menos el día de hoy. Eternas, no lo sé, ciertamente espero que así lo sean. En cuanto al desentendimiento, no lo creo, la divinidad de hoy aparte de irónica, también lo es voyeur.

lunes, 12 de mayo de 2008

De los contrastes.

Contraste. Acción y efecto de contrastar. Oposición, contraposición o diferencia notable que existe entre personas o cosas. Contrastar. Mostrar notable diferencia, o condiciones opuestas, con otra, cuando se comparan ambas. Luego regreso sobre esta idea, de momento la dejo acá de lado para poder continuar.

Este año 2008 definitivamente está siendo muy generoso culturalmente hablando. No sé si será por desinterés que en años anteriores no hubiese asistido a tantas cosas, o bien, por falta de dinero; el punto es que este año ha sido increíble.

Ya anteriormente les había contado de diversas actividades a las que he tenido la dicha de asistir este año. Ahora les cuento algunas otras.

El II concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica estuvo espectacular. Beethoven y Schubert. Comentarios de don Jacques Sagot. Es increíble como escribe este señor y como lo ubica a uno musicalmente hablando. Excelente combinación. El director, pues no sé, a mí en lo personal me agrada Komatsu, pero el director invitado estuvo muy bien (Alejandro Gutiérrez).

Pude asistir a la muestra de Rembrant en los Museos del Banco Central. Ese día disfruté de la compañía de Dani y de Ile. Excelentes personas con quienes compartir un sábado por la mañana y por la tarde. La fila era tal que duramos más de seis horas en poder entrar. Todo por dejarlo a última hora. Luego fuimos a almorzar y la terminamos de pasar muy bien. En la tarde llegué a mi casa y me leí el libro que me compré horas antes: Bocaracá. Sumamente interesante, explica el origen de este grupo de artistas nacionales. Me doy cuenta que don Fabio Herrera es el que propone el nombre que finalmente adopta el grupo y se explican las razones por las cuales lo propuso. No les cuento más, lean el libro, muy bueno.

A la semana siguiente logré comprar entradas para toda la Temporada Oficial de la Orquesta Sinfónica Nacional del 2008. Me sentí muy afortunado en poder hacerlo. Es como una sensación de regreso a la niñez, solamente que ahora sí puedo decidir sobre cuales serán mis regalos. Un excelente regalo. Esto de estar navegando una semana antes de cada concierto ya me desespera. Ahora no, tengo todos los boletos en mi poder.

Ese día que compré las entradas de la temporada, también retiré otras para ciertas actividades del Festival Internacional de las Artes. Ahora les cuento cuales.

Luego de comprar las entradas decidí ir a visitar nuevamente los Museos del Banco Central. Hace algunos días quería ir a ver la muestra de algunos jóvenes pintores costarricenses. Me encantó el trabajo de Munguía y de una muchacha Guillermet, si mal no recuerdo su apellido. Muy refrescantes los dos.

Ese día estaba decidido a dedicarlo al arte, por lo que de seguido me trasladé al Museo de Arte Contemporáneo, donde se exponía una muestra de la obra de Edgar Zúñiga. Como es de imaginar, me compré el libro que tenían y de igual manera lo disfruté montones. Excelente la selección de obras.

Afuera, en el patio de las esculturas estaba el pabellón chino. ¡Sí! El Festival Internacional de las Artes había dado inicio el día anterior. Me aventuré a ver que me ofrecía esa cultura milenaria. Tres gallos. Eso fue lo que compré. Uno dibujado en una calabaza y dos cortados en papel. Seguí caminando por el bulevar de los artistas y vi miles de cosas de mi agrado.

De vuelta a casa me llamó Gabriel y decidimos ir a almorzar. Tomamos como excusa el almuerzo para ir a Multiplaza y ver las vacas que nos faltaban del Cow Parade. Había un par de propuestas interesantes, las otras no tanto. Igual la buena compañía, la comida italiana y las vacas son una buena combinación.

Al día siguiente voy a la Ópera de Beijing. Muy singular, muy diferente a cualquier cosa que un servidor hubiera visto hasta entonces. Los colores, la música, ¡el idioma!, todo muy ajeno a mí. En fin, una nueva experiencia.

El martes siguiente los organizadores del FIA tienen la gentileza de regalarnos la presentación de un grupo francés que se llama Compagnie Retouramont. El ver a personas realizando danza vertical en la pared del Hotel Costa Rica, y luego ver a dos personas suspendidas en el aire entre el Hotel y el Teatro Nacional fue espectacular. Surrealista. Hermoso. Tan fue así, que al día siguiente regresé a verlas con mi hermanita porque no podía perdonarme el que ella no lo viera también.

Ese mismo martes, después de la danza vertical me fui con Pri a La Sabana. Escuchamos un poco de Madera Vieja (música flamenca) y luego disfrutamos de principio a fin de los argentinos de “El Choque urbano”. Estos argentinos fueron quienes nos dejaron boquiabiertos. Primero, el escenario en el lago le agregaba un cierto encanto a la presentación. Sonidos producidos con bolsas de plástico, tubos, latas de zinc, en fin, una coreografía de formas y sonidos muy bien lograda. Todo lo anterior flotando en el lago… simplemente espectacular.

El miércoles como ya dije, regresé a ver la danza vertical. Mi hermanita lo disfrutó, y yo lo disfruté aun más con ella. Excelente compañera para este tipo de actividades.

El jueves asistí al Teatro Nacional a ver a la compañía de teatro “Teatro de los Andes”, con su obra En un sol amarillo, memorias de un temblor. Antes de la obra, una deliciosa cremita de ayote en el café del teatro. Me acompaña la exposición de Hernán Arévalo; unos cuadros bellísimos, con unos colores y unas formas espectaculares. Inicia la función. ¿La obra? Pues sumamente emotiva. En algún momento una lágrima se quiso asomar; en otro, reí, reí mucho por el excelente sentido del humor de estas personas que a pesar de la seriedad del tema, lograron poner esa picardía latinoamericana en escena. Dichosamente a la salida del teatro vendían la obra. Un bello recuerdo de una muy bella actividad.

El sábado, decidido a ver a Choque Urbano nuevamente, hablo con Gabriel. Me dice que él sí va a Puntarenas a verlos. Vamos los tres. Gabo, Camila (su linda hija) y un servidor. Es increíble, los muchachos del Choque lo hacen de nuevo. Lastimosamente el escenario no está en la playa, es bajo techo. Lastimosamente porque pensé que por ser en Puntarenas iban a aprovechar la playa. No obstante lo anterior, he de decir que la acústica del lugar estaba muy buena.

El domingo. ¡No lo puedo creer, tanto que me gusta el FIA y ya se me acaba! Vamos mi hermanita, mi madre y yo. En el Teatro nos espera Shirani. Hoy se presente la Compañía de Flamenco Antonio El Pipa, con su excelente espectáculo “Puertas Adentro”. Increíble. Se nos luce este Antonio. Excelente manera de cerrar el Festival.

Terminado el FIA, me llama un tal Danilo Miranda Monestel. Danilo es un joven artista nacional que pinta muy bien. En el FIA le había preguntado si pintaba gallos. Me dijo que no, pero que podía diseñar alguno. Hoy (algunas semanas después), levanto el rostro mientras escribo y veo su gallo enmarcado en la pared de mi cuarto. Otra vez, ¡gracias FIA!

Tercer Concierto de la Temporada. Komatsu dirige hoy. Buena noche. Voy con Frank antes del concierto a tomarme un café. Priscilla, la usuaria oficial de los tiquetes, se encuentra fuera del país. Paso un rato muy ameno con mi amigo. Tenemos días de no hablar y pues bien, el ponerse al día con alguien a quien uno estima siempre es agradable. Ese día nuevamente disfruto montones las cosas que me dice don Jacques de un tal Delius, de un Bruch y de un Shostakovich.

Cuarto Concierto de la Temporada. Hoy no me tomo la cremita de ayote en el teatro. Me la tomé a la hora del almuerzo en Oporto. No dirije Komatsu. Dirige una señora que parece desayunó, almorzó y cenó almidón. No me gusta verla con la batuta. Parece que no hay mucha química entre ella y la orquesta. El concierto estuvo bastante bueno. Le pregunto el nombre a las dos señoras que muy simpáticas simpre me ubican en el puesto que me corresponda. Señoras, que pena con ustedes, las veo en todos los conciertos y ustedes siempre tan amables conmigo, y yo sin saberme el nombre de ustedes, ¡qué pena! Silvia me dice una, Irene la otra… ¿y usted? Rubén… Silvia se ríe y vé a Irene… Irene me dice muy acongojada que ella no puede pronunciar mi nombre. Enrique es mi segundo nombre, le digo. Silvia ríe de nuevo y vé de nuevo a Irene… es que yo no puedo decil la “r”… pero ¿cómo se llama usted?... Irene… ¿entonces? ¿Cómo no puede decir la “r” y sí pude decir Irene? Nos reímos los tres por un rato. Estas dos señoras son súper simpáticas y en extremo buena gente. En general el personal del Teatro es muy amable, eso es una de las cosas que me hace quererlo más y más cada día.

Berlioz, Chopin, Smetana y Mussorgsky/Ravel. La última pieza era la razón principal por la que quería asistir. Cuadros de una exposición. Hace un par de años tuve la oportunidad de escucharla en Chicago interpretada por la Orquesta de esa ciudad. Una bellísima obra que acá me quedó debiendo la ayuda visual con la que sí conté en Chicago. Priscilla y yo conversamos al respecto y ambos coincidimos en que dichosamente los comentarios de la obra estaban tan bien realizados, que pudimos imaginar lo que Hartmann originalmente dibujó.

Hoy sábado tenía programado ir a la presentación del Ballet Nacional de Georgia. Antes de ir decidí que valía la pena ir más temprano y aprovechar algunos minutos del Concierto en el Vestíbulo del Teatro Nacional. Un bello recital de música barroca literalmente en el vestíbulo. En las sillas de mí querido café. Con mi hermanita a un lado. Solamente me faltó que la galería Echandi estuviera abierta para poder ver nuevamente, y como religiosamente se hace cuando se vá al Teatro, ver los cuadros que allí se exponen (que en este caso cuelgan actualmente algunos de José Luis López Escarré).

Ahora sí. El motivo del por qué escribí todo lo anterior. Me retiré antes de que terminara el concierto, y junto con mi hermanita, me dirigí al Melico Salazar. El espectáculo inició, y ¡vaya manera de empezar!

El ballet de Georgia me dejó sin palabras. Era una eterna coreografía donde el acordeón se mezclaba con el sonido y las chispas de las espadas al chocar. El ver a ese ejército de hombres y mujeres sincronizados de una estupenda manera me dejó asombrado. La música, el vestuario, las coreografías, y esas hermosas mujeres… ¡Georgia!

En este momento escucho el disco de música georgiana, y veo la daga que me compré. Trato de recordar que fue lo que ví y simplemente no lo puedo reproducir en mi cabeza. Fue una serie de pasos ejecutados de puntillas (sin zapatillas de punta), solo con la punta de los dedos. La mejor manera que se me viene a la cabeza es el compararlo con la maestría de Escher. Eso es lo que ví. Un cuadro de Escher en movimiento.

Las personas que conforman dicho grupo eran a ratos demonios, a ratos ángeles; cuando lo quería se veían tan herméticos cual guerreros de terracota, o bien, tan dinámicos como cuadro del ya mentado Escher. Era como ver una Metamorfosis, las Ocho Cabezas, una División Regular del Plano, Ángeles o Demonios, o bien, la más parecida para un servidor, el Encuentro. Escher en movimiento. McSher, diría por ahí alguna figurilla del pasado. ¡Ja!

Danzas de ángeles y demonios; del bien con el mal; del blanco con el negro; de mujeres y de hombres. Contrastes, sincronización. Ellas, cautas, sumisas si se quiera, estáticas; con dulces movimientos ligeramente acentuados por unas vestiduras muy bien logradas. Ellos, rápidos, fugaces, certeros. Ellas, parsimoniosas, ellos no. Ellos gritan, saltan. Ellas, sonríen, mueven sensualmente sus bellos hombros, se contornean al ritmo de la música.

Hay cosas que simplemente aún no logro comprender de esta presentación. ¿Cómo demonios de mueven de un lado al otro del escenario brincando con sus rodillas? Era como huracanes humanos al ritmo de la música.

En fin, me siento muy afortunado. Espero con ansias la continuación de la Temporada oficial. Viene pronto Así hablo Zaratrustra, ¿cómo perderse ésta obra? Vienen los alumnos de Marcel Marceu a realizarle un homenaje al maestro de todos los mimos. (Sí, estúpidamente tengo entradas para ambos y son el mismo día a la misma hora… ¿qué hacer? Pues ir el domingo a escuchar a la OSN e ir el viernes a ver los mimos…)

¿Qué qué hago ahora? Escribo. Miro el gallo quiquiriquí; la reproducción del Guernica; el Arca de Noé; el Gallo, Zapato y Gato; la foto de Doisneau; respiro, escribo. Pienso en lo que me falta. Pienso en el pensamiento. En las ideas. En la comunicación. En la burbujas. En la imaginación. En la música. En el pasado. En el presente. En el futuro. En la esperanza. En la enemistad y en la amistad. En el disfrute, en los placeres. Pienso en la cultura y en la falta de la misma. En la ignorancia y en como erradicarla. En la educación. En la miseria. En el hambre y en el frío. En el calor y en la indigestión. En la dicha y la desdicha. En los contrastes. En el bien y en el mal. En las calaveras y los diablitos, en los ángeles y en los demonios. ¿En el demonio? ¿Acaso no era el demonio un ángel? ¿Puedo pensar solamente en ángeles y por consecuencia lógica en su contraparte infernal? ¿Puedo pensar en demonios y por lo tanto pensar en ángeles al mismo tiempo? Somos buenos y malos. ¿Constrastes? ¿Dicotomías? ¿Dr. Jekyll and Mr. Hyde? ¿Bifurcaciones mentales o del espíritu?

Eso es lo que originalmente pensé. En contrastes. Les acabo de describir una maravillosa Costa Rica, llena de posibilidades y pastillas para sí soñar. Una Costa Rica donde el arte es la constante y donde nunca mencioné la inseguridad ciudadana, el vandalismo o la drogadicción. No pretendo engañarme ni engañar a los demás. Hay muchas cosas por mejorar, pero al mismo tiempo hay muchas cosas por disfrutar. No podemos solamente trabajar, necesitamos despejarnos, desconectarnos, escaparnos, huir al más allá. El más acá es muy tangible y muy absorbente.

Somos una tierra de contrastes. Anoche al ver la danza del bien y del mal pensé que no hay uno sin el otro. Necesitamos encontrar un punto en medio donde esta dualidad del ser pueda convivir.

Ya no doy más. ¿Permanecer despierto o dormir? Morfeo me gana. Ha sido un día largo. Ha sido un día provechoso. ¡Buenas noches!

lunes, 5 de mayo de 2008

De las burbujas.

La burbuja es una voz onomatopéyica nos dice el diccionario. Es un glóbulo de aire u otro gas que se forma en el interior de algún líquido y sale a la superficie. Puede ser, asimismo, un habitáculo hermético y aislado del exterior, pudiendo decirse en sentido figurado algo como “Los poderosos viven en una burbuja de impunidad”. También puede utilizarse para indicar que la persona o personas designadas por el sustantivo al que se pospone están sometidas a terapia con aislamiento absoluto, de ahí vienen los “niños burbuja”.

La comunicación, por otro lado, es entendida como la acción y efecto de comunicar o comunicarse. Es la transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor. ¿Qué es comunicar? Pues comunicar es hacer a otro partícipe de lo que uno tiene. Y si decido transmitir mi código por medio de besos, abrazos o miradas, ¿acaso ese código común clasifica como comunicación? Eso lo dejaremos para otro día.

Sigue el diccionario diciendo sobre el comunicar: Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo. Conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito. Transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor, etc.

¿Qué tienen que ver las burbujas y la comunicación? La última vez que escribí, mencioné muy brevemente a un tal don Enrique. Eso es lo que tienen las burbujas y la comunicación en común. Don Enrique es un señor mexicano que vive en Costa Rica desde hace algunos años. He hablado poco con él (lastimosamente menos de lo que quisiera) y es muy ameno. Don Enrique superó ya el umbral de los sesenta años, y por esas cosas de la vida, trabajamos juntos. No sólo ha leído mucho, ha viajado mucho también, por lo que su visión de mundo es muy particular y muy diferente al de muchas personas. Tengo poco de conocerlo, sin embargo lo considero un gran amigo. Un amigo que me ha enseñado en que parte de la Biblia se encuentra la referencia de una de mis citas favoritas de Borges, un amigo con el que he compartido a mí “Hilandera” y entiende lo que siento por ella. Un amigo que como cualquier otro de mis buenos amigos sabe que me encanta Victoria de Samotracia o bien la Venus de Milo. Un amigo que me regaló a un Benedetti al que escucho camino al trabajo y que sabe lo mucho que disfruté el Día de Libro.

Conversar con él es una experiencia muy particular. Me sorprende cada vez que cruzamos palabras, pues no solo es muy “articulado”, es muy certero también… cosas que se aprenden solamente en la escuela de la vida.

El viernes pasado tuve la dicha de compartir con él camino al trabajo. Comenzamos a hablar de temas varios y me preguntó que había despertado en mí el escribir un blog. Pues bien, resumidamente le conté que mi amigo Gabriel me había comentado lo terapéutico que resulta sentarse y escribir, por lo que, ni lerdo ni perezoso, decidí intentarlo; descubriendo así que Gabo estaba en lo correcto. Sí es una muy buena terapia, es una especie de catarsis personal llevada a cabo cuando uno a bien lo tenga.

Me desvío un poco y hablo de la catarsis. La catarsis, nos dice el diccionario, era entre los antiguos griegos, una purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza; puede ser, a su vez, una purificación, una liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda o bien, una eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso. Eso, amigos, se siente cada vez que se escribe, o bien, eso siento yo. Por un momento hago un paréntesis y no veo lo que me rodea, no pienso en ninguna otra cosa que en escribir, no me preocupo si a los demás (ustedes) les gustará lo que escribo, no me importa lo que potencialmente puedan pensar los demás… solamente escribo. Solamente me dejo llevar por lo que creo que debo de contarles. Eso es una excelente terapia. Por eso no creo en los psicólogos (pero sí en la psicología)… alguien que necesita que otra persona lo escuche y le tiene que pagar por hora es, sin duda alguna, alguien que carece de amigos, de buenos amigos. Pero bueno, me estoy desviando un poco de lo que originalmente les quería contar.

Luego de contarle como había iniciado con estas sesiones de “lectura ligera”, tal y como me gusta decirle a las cosas que escribo; no pude más que preguntarle: “Y usted don Enrique… ¿nunca ha escrito?”. Sonrió y me dijo que no, bueno se corrige, si he escrito algo, pero solo cuando la comunicación entre mi esposa y yo no ha sido la mejor, entonces escribo, escribo lo que siento en ese momento… ¿Y ella sabe que usted escribe de esas cosas?... No siempre, algunas veces se lo he mostrado, cuando lo amerita; otras no, otras lo he guardado en una gaveta por unos tres meses y luego lo tiro a la basura, ya ha cumplido su propósito, necesitaba escribirlo solamente para eso.

Sabio este don Enrique. No conozco a su esposa, pero cada vez que la menciona le brillan los ojos. Le cambia la cara. Se le transforma el tono de voz. Me cuenta a veces como la llega a ayudar después del trabajo, como la conoció, como pasaron un fin de semana en la montaña “solamente con la música de los pajaritos”, etc.

Continúa don Enrique… Rubén, la falta de comunicación es como una burbuja, si uno se guarda las cosas la burbuja solamente crece, se hace grande y la gente se distancia, yo siempre he creído que hablar es muy importante, que es necesario. Esa burbuja que se forma se tiene que reventar, y ¿sabe usted como se revienta la burbuja? – Dígame don Enrique – Se revienta con una aguja de humildad… hay que ser humilde y hablar, decir lo que uno piensa, lo que siente…

Yo, el chico de la burbuja, el que se guardaba todo y explotó hace años, el que decidió abandonar las burbujas para siempre, porque las burbujas aíslan y eso no siempre es bueno (nótese el que NO siempre es bueno, la soledad tampoco es mala, a veces es necesaria) no sabía que decir. Mi vida reducida a burbuja. Algunos de mis ideales reducidos a burbuja. El tema alrededor del cual gira mi próximo trabajo final de graduación reducido a burbuja. ¡Una burbuja! Continúo mi día y sigo pensando en esa burbuja, me desespera el no poder aislarme y escribir, el no poder contarle a los demás lo que lúcidamente don Enrique me dice, la comunicación, la burbuja y la humildad. Una vez más me siento una persona afortunada. El poder escuchar a personas inteligentes, a personas que comparten con los más jóvenes sus experiencias vividas, a los que en un acto de desprendimiento total le regalan a uno lecciones de vida… lecciones en un autobús, lecciones camino al trabajo, lecciones que vienen y van y que le ayudan a uno en ese ir y venir.

Y hablo ahora rápidamente de la humildad… la humildad de acuerdo a la Real Academia Española es una virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y obrar de acuerdo con este conocimiento. Esto de la humildad es un poco delicado. Cual aguja que revienta burbujas, la humildad de reconocer la necesidad de comunicarse puede llevar a veces a humillar. Tan solo unas cuantas líneas más debajo de la palabra “humildad” se encuentra la palabra “humillar”. El humillar consiste en abatir el orgullo y altivez de alguien, en herir el amor propio o la dignidad de alguien. ¿Cómo tratando de ser humilde se puede llegar a la humillación? Pues es muy sencillo, en esto de la comunicación, cuando yo creo estar diciendo algo, es muy probable que la otra persona crea que estoy diciendo algo diferente. Los seres humanos, a diferencia de las máquinas, no tenemos protocolos de comunicación estandarizados donde todo lo que digamos signifique siempre aquello que queramos que signifique. Dependiendo del estado de ánimo, de la situación, de la persona, de la edad, del sexo, de la ubicación geográfica, nuestras agujas puede que no sean siempre efectivas.

¿Por qué seleccionar una palabra tan “grave” como la humillación? Simple, la humillación puede ser tanto nuestra como para quien nos escucha. Muchas veces las cosas “suenan” muy diferente cuando las decimos en voz alta que cuando las pensamos en nuestro fuero interno. Es de cuidado esto del comunicarse. Es tan delicado que puede llevar a estallar burbujas que mejor no hubiéramos estallado. A veces el reguero es más grande después de la explosión.

Como verán, en este día en particular he tendido a brincar de una idea otra. Es muy complejo el tratar de explicar por escrito lo que pienso, pues me falta mucho la ayuda visual y los gestos que usualmente hubieran acompañado lo que de momento les he dicho.

Continúo.

Ya cerrando mi día, dichosamente tengo la oportunidad de asistir nuevamente como oyente a escuchar al Maestro Roberto Villalobos. Por esas cosas de la casualidad también aborda el tema de la comunicación. Después de clases conversamos un poco y seguimos con el tema. La comunicación. Esta vez no hay burbujas, esta vez no comparto con él lo que me dice don Enrique horas antes. Hoy solamente aguardo y espero que en algún momento me lea y se dé cuenta como sí es posible que un hombre le enseñe a otro hombre y se llame a sí mismo Maestro. Dos Maestros de vida, don Enrique y don Roberto.

Sigo pensando en la burbuja, pienso en las burbujas de jabón, en las que de niño me compraban en Plaza Víquez, en las burbujas que hacía cuando iniciaba a nadar, en las burbujas de Cacique que en algún momento consideré lo apropiado para llevar a cabo una catarsis, en las burbujas de plástico que tanto disfruto al reventar, en las burbujas con las que juegan los niños que conozco y parecen disfrutar, en las burbujas que se tiran al final de un matrimonio, o en la burbuja que hace un artesano de Murano al vidrio soplar. Pienso en las burbujas que chocan en el aire, y efímeramente se unen por una eternidad; pienso en las burbujas que creo y que algunas veces no quiero explotar. Pienso en las burbujas que me rodean, en las burbujas que han sido, y en las burbujas que muy pronto serán.

lunes, 21 de abril de 2008

De la luna.

En este momento no se qué escribir. Es muy raro, pues si quisiera hablar con alguien es muy probable que me sobren los temas. Pero acá, en la soledad de mis pensamientos me pregunto qué le diría a alguien que no conozca. Nunca he pretendido ser un escritor en el sentido profesional de la palabra, pero al fin y al cabo por definición lo soy, o ¿acaso esto se escribe solo? Eso de enfrentar la pureza del blanco papel… o lo blanco de la pantalla, pues en realidad esto no lo hago primero a mano es a veces un poco difícil. ¿De qué escribo hoy? ¿Qué les cuento? ¿Con qué los distraigo un poco y a la vez con qué me distraigo yo un poco? Me regreso a la soledad de mis pensamientos…

Esto de la soledad me recuerda una canción de Chavela Vargas que hasta hace poco escuché, se llama “Noche de ronda”, y dice: … Noche de ronda… que triste pasas, que triste cruzas, por mi balcón… Noche de ronda… Como me hieres, como lastimas mi corazón… Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad, ¿en dónde estás?... ¿No les parece hermoso eso que dice: Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad? A mí en lo personal me encanta. Inmediatamente pienso en un disco que un muy querido Don Enrique me regaló y que trae nada más y nada menos que cuarenta y un poemas de Benedetti leídos por el mismo… Mario Benedetti y sus bellos poemas. En la introducción que hace cita un grafiti que leyó en algún lugar, quizá en los muros de Quito dice: …cuando teníamos todas las respuestas nos cambiaron las preguntas…

Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad. ¿Y por qué la luna? ¿Cuál es esa extraña fijación que tenemos con la luna? La luna tiene fases, la gente es lunática, amaneció de luna, la luna llena, la luna sobre París, la luna sobre el Ródano, el hombre en la luna, me tiene en la luna, estaba pensando en la luna de Valencia, ese toro enamorado de la luna, la media luna, el lado oscuro de la luna, etc. Salí, asomáte, que la luna está bellísima. La luna reflejada en el agua, la luna brillando en la mañana frente al sol. La luna eclipsada. La luna vista por entre las ramas de un árbol, la luna que me perseguía de niño en el asiento trasero del auto. La luna que brilla, la luna vista a través de un telescopio, la luna examinada a la luz de un microscopio. La cara luna, la luna es de queso, el estar colgados de la luna, la luna del Luna Park, los suburbios de la luna, la coartada lunática del sol, la luna de miel, la luna en quiebra, la niña de los ojos de luna, la luna consejera que sugiere cuando es el mejor momento para besar, la luna desde un convertible, las ramblas en la luna, la luna del amor, la luna de la desolación, la luna roja eclipsada, la luna desde la playa, la luna desde el avión, la luna mojada por la lluvia, la luna de la desesperación, la luna de la novia, la luna de la amante, la luna de la pampa, la luna liberiana, la luna para amar… ¡la luna!
Escucho a Sabina y le pongo atención a sus lunas. Recuerdo a De Saint – Exupéry y su famoso Principito que… una vez que llegó a la Tierra, quedó sorprendido de no ver a nadie. Tenía miedo de haberse equivocado de planeta, cuando un anillo de color de luna se revolvió en la arena.

Vuelve Sabina y me pregunta: ¿Quién planta girasoles en la luna? Una imagen hermosa y contradictoria… un girasol, que por definición gira en busca de la luz del sol plantado en la luna; que por un cruel destino no coincide con su amado astro rey… Lucem aspicio…

Luna. Único satélite natural de la Tierra. Parte la superficie de ese satélite que se ve desde la Tierra. Luz nocturna que este satélite nos refleja de la que recibe del Sol. (¿Florecerán esos girasoles después de todo?) Satélite natural de un planeta. Espejo cuyo tamaño permite ver a las personas de cuerpo entero. La luna llena, la luna nueva, la luna menguante, la media luna.

¿Por qué cuando definimos las cosas algunas veces las matamos? La luna de miel… Temporada de intimidad conyugal inmediatamente posterior al matrimonio. Suena un poco sin gracia ¿no?

Ladrarle a la luna… Manifestar necia y vanamente ira o enojo contra persona o cosa a la que no se puede ofender ni causar daño alguno. Pedir la luna… Pedir algo imposible. Y yo acá como un perro ladre que ladre, y la luna allá, oronda… ignorándome…

La luna tiene “lunación”, que es el tiempo que tarda en pasar de una conjunción con el Sol a la siguiente. Existe la lunada, que según el diccionario se define como “pernil de puerco”, yo lo relaciono con las lunadas donde se baila, se bebe, se conversa, pero ese soy yo.

También se habla de “lunado” o “lunada” que es cuando algo tiene forma de media luna… yo hubiese dicho “alunado” o “alunada”… cosas de malformación idiomática personal.

Tenemos el lunanco, que es dicho de un caballo y de otro cuadrúpedo: Que tiene un anca más alta que la otra. ¡Yo las ancas las relacionaba solo con ranas!

Lunar o lunares, que vienen de la Luna, pues se atribuían a un influjo de este astro o porque tenían su forma. Un lunar es una pequeña mancha en el rostro u otra parte del cuerpo, producida por una acumulación de pigmento en la piel. ¡Tan lindo que es buscar lunares, y más aun encontrarlos donde menos uno se lo espera!

Lunarejo… dicho de un animal, que tiene manchas redondas en la piel o bien de una persona, que tiene un lunar grande o varios lunares en la cara.

Lunático… que padece locura, no continua, sino por intervalos. ¿Por qué padece? Yo la locura la disfruto, la aprovecho al máximo. Luna que me hace enloquecer…

También tenemos “lunear”… que es ir de caza, de pesca o de paseo cuando hay luna, ¿acaso hay días en que no hay luna? ¿Y si mas bien para mis fines “luneaticos” me sirve que no haya luna?

Existe el “lunes”, día consagrado a la luna. ¿Y si después de la lunada del lunes nos vamos a lunear y nos portamos como lunáticos con la complicidad de la luna y repetimos eso en cada lunación?

Lunecilla. Adorno o joya en forma de media luna. ¿Lunezucha? Adorno o joya de mala calidad en forma de media luna.

Lunel. Figura en forma de flor, compuesta de cuatro medias lunas unidas por sus puntas. Típica palabrilla que lo hace a uno sentirse distinguido en una conversación, de un pronto a otro no es el “¡Qué figurita más bonita, son cuatro lunitas unidas!”, sino es un “¡Qué hermoso lunel! ¿Quién es el fabricante?

Luneta. Esta sí que no la entiendo. En su acepción más conocida, al menos para un servidor: en los teatros, cada uno de los asientos preferentes con respaldo y brazos, colocados en las filas frente al escenario en la planta inferior. Si viene de luna, ¿cómo demonios están en la planta inferior? ¿No debería ser la luneta donde está la galería? Quiero asientos en terreta.

¿Iba a algún lado con todo esto? Pues era más o menos un ¿qué le diría a alguien que no conozca? ¿Cómo inició esto de la luna y como lo terminé de esa manera? ¿Alguien me puede prestar atención por tanto rato? ¿Por qué hablo tanto de la luna si sé tan poco de ella? ¿Me atrevería a hablar de todo esto con alguien que no conozca? ¿Al publicarlo y al usted leerlo, no lo acabo de hacer? ¿Qué pensaría esa persona? ¿Qué pensó usted? ¿Será que en efecto soy un lunático? ¿Entendió usted mi luna? ¿Quiero una luna personal? ¿Me gustaría que me destierren a la luna? Un destierro “terrenal - lunar”.

Y si usted se creyera en capacidad de responder esas preguntas, y usted creyera tener la respuesta, ¿acaso no podría yo cambiarles las preguntas? Me voy cantando: Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad, ¿en dónde estás?

lunes, 7 de abril de 2008

De la capacidad de asombro y del Cow Parade.

Desde el inicio de ésta larga plática con ustedes, nunca he tenido bien definido el alcance de la misma. Las pláticas han sido de diferentes cosas en diferentes momentos de mi vida, de mi vida de los últimos meses. Algunos me conocen en persona, otros me conocen solamente por este medio. Lo curioso es que, por impersonal que esto parezca, puede que los que pacientemente me leen estén más al tanto de aquellos con los que usualmente comparto.

Pues bien, aprovecho la plática de hoy para “cosas varias”, vamos a hablar del Cow Parade y de la capacidad de asombro. No abordaré el último tema de manera exhaustiva, solamente les contaré como una pequeña niña puede dar lecciones gratis de vida a tres adultos.

En otro orden de ideas, por esas “cosas” de la vida, no he podido darle seguimiento a los siempre interesantes comentarios de muchos de ustedes, o bien, no he podido estar de fisgón en las páginas de muchos para ver qué es lo que me pueden contar estos días. Busco esto del “fisgón”, una de esas palabrillas que he utilizado cientos de cientos de veces, pero que no es sino hasta que la escribo que me pregunto qué diantres significa. Se define como “que hace burla”, o bien, “aficionado a husmear”. Husmear es otra que me llama la atención, y para lo que nos interesa, en su segunda acepción dice que es “andar indagando con arte y disimulo”. Antes de continuar, y solo por mera curiosidad, de nuevo, busco “diantres”, y lo que me dice es: “diablo”. ¡Tantas invocaciones! Y uno que quería sonar un poco menos blasfemo… pues seguiremos diciendo: … qué demonios significa…

También les cuento que hace unos días retomé las lecciones de Filosofía del Arte con el Maestro Roberto Villalobos Ardón. Desconozco hasta cuando tenga (¿mantenga?) el privilegio de poder asistir a sus lecciones, pero en el mientras tanto lo disfruto montones. El que quiera acompañarme cualquier día solamente dígamelo, existe un “open door policy”. Más tarde regresaré con Don Roberto y su última “Villalobada”.

Siempre en el mundo del arte, hace un par de semanas hicimos un paseo a San José para ver tantas vacas como nos fuera posible del Cow Parade. ¿Quiénes lo hicimos? Pues Pri, Gabo y Cami, su bella hija. Ese sábado fue particularmente bello, pues antes de encontrarme con mis amigos recién mencionados, fui a donde don Fabio Herrera y conversé con él por más de una hora. Me encanta que siendo quien es saque tiempo para mí, siendo quien soy. Cosas del terruño y tal vez de nuestra idiosincrasia. No obstante lo anterior, no deja de ser un poco surrealista el tener la oportunidad de compartir con alguien como don Fabio.

Continúo con el Cow Parade. Estando en el Parque Morazán me encontré con Nela Salgado, frente a su vaca. El “timing” fue perfecto. El haber coincidido con ella incrementó aún más lo surrealista de ese día. ¡Artistas! que al final de cuenta son personas comunes y corrientes, pero que conociendo de lo que son capaces es imposible dejar de verlos con una especia de “aura” alrededor. Dichosas manos creadoras y espíritus experimentales que gozan realizando cosas inimaginables para deleite propio y ajeno.

Camila. La pequeña Cami, o como quedó bautizada después del sábado, pero solo temporalmente: “Cowmila”. Camila es una niña de cinco años. Ella tiene la madurez y la inteligencia que muchas personas a mi edad no tienen… sí papi, me acuerdo cuando me hablaste de las licencias literarias… sí papi, el año pasado me explicaste que el Banco Central es el jefe de los otros bancos… y la que me dejó sin palabras… ella fue la única capaz de interpretar una vaca ubicada en la Plazoleta de la Soledad. Ni Gabo, ni Pri ni un servidor sabíamos qué demonios era esa vaca y ella fue la que nos dijo que tenía un zapato puesto… niños… estando alrededor de ellos de verdad recobramos y ejercitamos la capacidad de asombro.

Camilita. Si tan solo ustedes tuvieran el gusto de conocer a esta niña… es como salida de Amelie, de Peter Pan, del Principito, del Mundo de Sofía, es muchas y una sola. Es el milagro de la vida.

¿Cómo leen los niños el mundo? ¡Qué hermoso es estar cerca de ellos y que le contagien a uno esa alegría, esa inocencia, esa sabiduría! Estas convenciones sociales, esos usos (o desusos) del idioma que lo impulsan a uno a sacar conclusiones apresuradas, o bien a elaborar teorías complejas cuando en realidad todo se reduce a ingresar al mundo y leerlo sin vicios, sin deformaciones, sin ideas preconcebidas, sin ese morbo adulto que tiende a prostituir la realidad que nos rodea. Esto de “leer el mundo me encanta”… Lastimosamente los pies de página están a veces tan escondidos, o bien, son tan complicados, que no es sino cuando hemos pasado de página que los entendemos; y la vida, a diferencia de un libro, no nos permite retroceder y enmendar lo que hemos hecho… podemos releer, podemos ver para atrás y ver el camino recorrido, pero no podemos cambiar lo dicho, lo hecho, lo no dicho o lo no hecho. Esa es señores, la “inexorable impositividad” no del derecho, pero de la vida misma.

Volvamos sobre la capacidad de asombro. La capacidad es la aptitud, el talento o cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo. El asombro es una gran admiración. Admirar es “causar sorpresa la vista o consideración de algo extraordinario o inesperado.” Pues bien, ese día la pequeña Cami me regaló una lección de capacidad de asombro. Eternamente agradecido con ella y también con Gabo, por permitirnos tanto a Pri como a mí disfrutar de su hermosísima hija. La jugar, la veo comer, la veo dibujar, la veo dibujarme y convertirme en un “Rubén – Patricio”. La veo y solo espero poder disfrutar en algún momento del milagro de la paternidad.

Entre el Cow Parade, el arte en la calle, y eso del asombro, no pude evitar ciertas inconsistencias, y como lo dije antes, con ésta manía de sacar conclusiones, se las cuento: Me llamó poderosamente la atención que no pusieran vacas en frente de los Tribunales de Justicia ni tampoco frente a la Asamblea Legislativa. Conclusión propia: El ambiente se hubiese visto muy saturado. Ya existen suficientes semovientes en ese sector como para agregar algunos “inmovibles”, ¡solamente llegarían a recargar el paisaje!

La vaca florero de Apuy no debía de llamarse así. Antes que florero parece la versión tropicalizada del dragón de Gaudí. Conclusión: Si el artista hubiese hecho referencia directa a Gaudí el 99% de las personas no lo hubieran entendido.

Conversando este tema con Don Roberto Villalobos, el también me dice una suya, la cual comparto con ustedes con el permiso expreso de él. Antes les cuento un poco para que entiendan la belleza de su comentario. Desde vieja fecha a mí en lo personal me incomodó un poco “Su Santidad” Juan Pablo II. Por esas cosas del azar, tanto Don Roberto como un servidor pensamos parecido al respecto, máxime después de que complacientemente y en un proceso sumario hiciera lo que hiciera con el Escrivá de Balaguer. ¡Éste Opus Dei y su gran alcance!

Lo otro tiene que ver con una vaca en particular llamativa… Matilde. Matilde es una vaca que evoca a una “negrota” de esas tropicales, con unos colores y una postura demasiado llamativas. Es una vaca que enseña las ubres de una manera espectacular… y se encuentra ubicada frente a Juan Pablito. Matilda le da la espalda al J.P., como si fuera una negación total y absoluta de tan afamada santidad…

Ahora bien, hablemos de Juancito y su escultura. Jiménez Deredia le hace una escultura al papa y a su lado coloca lo que parece ser una niña postrada a sus pies, cual perro callejero que lejos de dignificar la condición del género, que tampoco la de la niñez si fuera del caso, la relega a un plano de inferioridad.

La conclusión Villalobiana: ¡Por fin toma sentido la escultura de Jiménez Deredia! Entre tantas, ésta es en particular su visión de una vaca, y se llama “La vaca – gando”… Una Villalobada más… Me la cuenta y no puedo más que reír hasta no poder. ¡Gracias Maestro! Otra fuente inagotable de dosis de capacidad de asombro…
Me asombro nuevamente.

viernes, 4 de abril de 2008

De la Balletarea

1. Cada nominado deberá escribir 8 cosas sobre si mismo que nadie conozca.
2. Deberá escribir estas simples reglas para que no haya ninguna duda.
3. Deberá escoger a 8 personitas especiales para ser nominadas, y mandarles un comentario avisándoles de su nominación.

Empecé súper bien haciendo caso, poniendo las reglas y todo, vamos a ver como me salen las 8 cosas...

¿Qué es esto que escribo hoy? Pues bien, Josefina la Ballena, que no se quien demonios es, lo sugirió, y decidido a alcahuetear esta vagabundería de los blogs, que ha probado ser un buen método contra el estrés, lo hice. Lo único que NO pienso hacer es "escoger 8 personitas especiales". El que a bien lo tenga, que lo haga.

Es difícil pensar en cosas que lo demás no conozcan. Usualmente llevo como estandarte la transparencia y no me avergüenzo de lo que he hecho. Como prueba de ello, escribiré algunas cosillas que muchos saben, pero otros no.

1. He robado libros. No de librerías, pero de lugares donde no los valoraban (E.g. Trinity - Leon Uris, tenia cinco años de buscarlo y lo tenían en Datascension para que la gente leyera cuando estaba disponible... !Ja! Como si ese poco de mal amansados pudiera apreciar al valor de ese libro!). Cualquiera que me conozca sabe que yo los amo, entonces para mí eso es como recoger un perro de la calle o adoptar un niño abandonado. Asimismo por política propia, NO le presto mis libros a nadie, no recuerdo si ya esto lo había compartido en algún "escrito" anterior, pero los ÚNICOS usuarios oficiales de mi biblioteca son: C. Merlos, acceso total a la biblioteca privada pero solamente un volumen a la vez; R. Mora, acceso ilimitado a la parte legal de la biblioteca y luego mi hermanita menor, que puede tomar cuantos libros quiera pero no los puede sacar de la casa. Sí, lo sé, loco y medio de este lado del teclado.

2. No creo padecer ninguna fobia.

3. Me porté MUY mal (en realidad fue muuuuy bien) con una ex-novia en el quinto piso de la Facultad de Derecho mientras ella mantenía un noviazgo con un tipo que me caía re - mal.

4. Toqué un Van Gogh original en el Museo d'Orsay en París. No soporté la tentación y tuve que tocar el cuadro para "sentir" esa pincelada que me encanta.

5. Cuando hice la transición de calzoncillos a boxers "sufría" erecciones espontáneas... ¡Ja! Detesto que la gente diga eso de sufrir erecciones, ¡yo todas las disfruto!

6. He estado tan pero tan ebrio que he "sufrido" lagunas mentales... ¡Esas si las he sufrido! Hace años no me pasa. Madurez etílica que llaman.

7. Solamente UNA vez en TODA mi vida me disgusté con mi abuela.

8. Una vez le terminé "tácitamente" a una mucha con la que salía por que me molestaba que no usara bien los puntos suspensivos.

9. Les pongo una mas, de feria... una vez me quedé dormido mientras hacía aquello... Jajajajajajaja, nunca me dieron la oportunidad de sacar la casta de campeón y limpiar mi nombre.

lunes, 24 de marzo de 2008

De la pereza.

Del latín pigritia, es la negligencia, tedio o descuido en las cosas a las que estamos obligados, puede ser, asimismo, flojedad, descuido o tardanza en la acciones o movimientos. Existen además los “perezosos”, que son mamíferos desdentados. La pereza se puede “sacudir”, o sea, cuando se sacude, la vencemos, es cuando emprendemos o continuamos con buen ánimo una tarea o diligencia. En italiano se apegaron más al latín, y no la cambiaron a nuestro “pereza” italianizándola a “pigrizia”. Ho fame, ho sogno, ho pigrizia! Porca putana!

Esto de la pereza se me asemeja mucho a la embriaguez… especialmente por eso de flojedad, descuido, tardanza en las acciones o movimientos. Y busco entonces embriaguez (esto de buscar en el diccionario no me da pigrizia)… La embriaguez resulta ser una turbación pasajera de las potencias, exceso con que se ha bebido vino o licor; un enajenamiento del ánimo.

Entonces tenemos a la pereza y a la embriaguez. Víctima de la primera en este momento y no de la segunda, desafortunadamente, leo las definiciones y comienzo a pensar posibles escenarios o posibles definiciones nada bucólicas y mucho menos, nada “piadosas”, a como deberían de serlo, en este domingo de Semana Santa. Me detengo en esta parte: … turbación pasajera de las potencias… y pienso que de estar en estado de embriaguez bien podría responder a eso de la siguiente manera: Una mas – turbación pasajera de las potencias… pero luego de pensarlo bien, y dado el alto grado de embriaguez del momento, podría decir que se puede tratar de una “menos – turbación pasajera de la potencia”.

La potencia. Para este momento querido lector ya sabe usted que de una u otra forma me he desviado de de la pereza y de la ebriedad a un plano mas falocentrista. ¡Maldito licor! ¡Maldito Freud! Hablemos de la potencia y destrocemos lo que la Real Academia Española nos dice de ella, si fuese el caso.

La potencia es la capacidad para ejecutar algo o producir un efecto. Hmmm, pues resulta que no la tengo que prostituir mucho, pues que ejecuta y produce, lo hace; bien cumplidora es esa potencia.

Pero bien, basta de embriaguez y de potencia y regresemos a la pereza y lo otro que me llamó la atención, los mamíferos desdentados. ¿Cuántos de ustedes no han visto a los perezosos de la Universidad de Costa Rica? Recuerdo a unos compañeros de Estudios Generales que en sus viajes canábicos siempre veían cosas guindando de los árboles que se movían lentamente. Atraído por la curiosidad de esos seres semi – imaginarios, los acompañe en una de sus incursiones, y en otra, y luego en otra… atraído no por la canabis que me resistí a probar, pero por lo curioso que me parecía ver perezosos en el campus universitario. ¡Qué metafórico!

Vuelvo sobre la potencia y ahora la pienso desde el punto de vista de un perezoso. ¿Cómo se reproducen estos animales? No me imagino el rito de apareamiento de uno de estos bichos, y mucho menos la insatisfacción de la hembra, ¡pues debe de ser un coito eterno!

Continúo con la pereza. ¿Qué se hace cuando se tiene pereza? ¿Leer? ¿Escuchar música? ¿Jugar con la potencia? (¡Esa fijo la veían venir!) ¿Escribir? ¿Todas las anteriores? ¿Salir? ¡Ja! Me recuerdo de una canción Dos Pájaros de un tiro donde Sabina y Serrat cantan algo así como…no hago otra cosa más que pensar en tí, con mi virilidad entre las manos… Y por supuesto viene el juicio de reproche: ellos lo cantan en público y la gente no solamente les ríe la gracia, ¡les hace el coro! Y yo acá humildemente hablo de la potencia y ustedes piensan mal de mí. Lo dicho, este mundo se encuentra lleno de sin sentidos.

Pues bien, podría seguir escribiendo de la pereza, yo por ejemplo cuando estoy aburrido me pongo a leer, si eso no me resulta; pues bien, veo tele; si eso no me resulta y el tiempo lo permite, salgo en bicicleta o a caminar; si eso no se me antoja; trato de salir a algún lado, al cine quizá. En otras ocasiones, como la que me ocupa en este momento, escribo. Y ustedes, ¿qué hacen cuando están aburridos? ¡Ja! Cuando están BIEN aburridos y no tienen NADA mejor que hacer, me leen…