Siento que me es más sencillo escribir cuando alguien me pregunta algo, así
hago como que estoy respondiendo y por lo tanto, solo voy ahí, poniendo lo que
me cruza la cabeza… Hace algunos días escribí sobre ese fenómeno llamado paternidad…
Y como me ha hecho “sentir”… Pues bien, no sé, solo siento que siento más.
Voy a dar varios ejemplos…
Siento compasión, a falta de mejor palabra, por todos aquellos que
queriendo ser padres no lo son. Mi paternidad es accidental, no buscada, no
deseada, y no deseada no en el sentido de que me arrepiento, porque para nada,
me siento feliz de tener a Jimena, pero nunca me vi siendo padre. No era algo
que proactivamente buscaba, ni que sentía que me hacía falta. No era algo que
necesitaba ni que sintiera que fuera para mí. Siento compasión por todas esas parejas que
quieren tener hijos y que no pueden. Y de nuevo, no sé si compasión es la mejor
palabra. Al rato podría usar “simpatía”, pues en efecto hay una inclinación
afectiva hacia ellas, solo que es espontánea de mi lado y no necesariamente
espero que sea mutua. Siento simpatía por esas personas que se someten a largos
y dolorosos procesos físicos, mentales y además, económicos para poder tener
hijos.
Siento simpatía por aquellas personas que están solas y sin pareja, y no
pueden tener un hijo que los acompañe de manera espontánea.
Siento simpatía por todas aquellas parejas formadas por dos hombres o por
dos mujeres y que quiere un hijo. ¿Por qué putas les tiene que costar tanto
tener un hijo? Al final de cuentas, lo que importa es que sean amados, ¿no?
Siento lástima por todas esas personas que pudiendo disfrutar del fenómeno
de la paternidad prefieren pasar el tiempo con sus amigotes. Y sí. Lástima es
lo que me dan.
Siento dolor por todos aquellos que han disfrutado momentáneamente la
paternidad. Algunos con hijos que nacen muertos (o como diría Tiffer en Derecho
Penal, “obituan”, pues no se puede “nacer muerto”, es un sinsentido) y otros
que los han perdido a corto, mediano o largo plazo. Yo conozco muchos dolores,
pero no me quiero imaginar el dolor de perder a mi Jime.
Siento odio por aquellos que abusan de criaturas tan indefensas. Siento
repulsión por aquellos que no solo los lastiman física y verbalmente, pero que
también abusan de ellos sexualmente. No se ha inventado castigo sobre la tierra
para someter a un energúmeno de esos a algo que ya no es justicia ni es
venganza, es algo más, pero no es bueno. Y no debería de ser bueno.
Siento admiración por aquellos que proactivamente buscan la oportunidad de
criar niños ajenos. ¡Qué increíble debe de ser velar por un ser humano que no
sea suyo y quererlo como a un hijo!
Siento respeto, mucho, por todos aquellos que han experimentado la
paternidad múltiple. Amo a Jime. Pero ya con una me basta y me sobra. Mis
respetos a todos aquellos que tienen dos, tres, cuatro o muchos hijos más. ¡Qué
energía!
Siento dicha, mucha, de poder ser papá. Me siento afortunado de poder tener
una hija y de poder quererla, amarla y procurarle todo lo que yo sienta que es
bueno para ella.
A esos sentires les agrego otros que pueden ser de otro tipo…
Siento admiración por todas esas madres solteras que han salido adelante
con sus hijos.
Siento el doble de admiración por todos aquellos padres solteros que han
salido adelante con sus hijos. Definitivamente las consideraciones que se
tienen con los padres son diferentes que las que se tienen con las madres. Bien
por aquellos que decidieron ser los responsables y dejarse los carajillos a
cargo.
Siento admiración por todas esas que han decidido NO ser madres. Creo que
es muy maduro tomar esa decisión.
Siento respeto por aquellas que han decidido acabar con un embarazo no
deseado. Soy fiel creyente de la famosa elección. Yo dudo que optaría por ese
camino, pero creo que no soy nadie para obligar a otra persona a hacerse cargo
de un ser un humano. Creo que la prohibición se maneja como una especie de
castigo… En donde es muy sencillo decir “que lo tenga y lo dé en adopción”…
Pero y… ¿Quién la acompaña los nueves meses? ¿Quién la ayuda en esas noches
difíciles? ¿Quién le va a prestar ayuda económica para que le haga frente a las
obligaciones médicas? ¿Quién va a estar con ella si le da ese famoso trauma
post parto? ¿Quién le va a dar las atenciones cuando las necesite? Yo sé que
este respeto puede ser contradictorio con los otros respetos que he mencionado
antes… Pero primero, es imposible “tener sentido” siempre. Segundo, yo no lo
veo taaaaan contradictorio.
Siento un amor increíble por Jime. No se los puedo explicar. Siento un
rechazo gigante a la frase “es que solo un padre lo comprende” o “cuando usted
tenga hijos lo va a entender”… Pero tengo que aceptar que por más que las
rechace y por más que evite usarlas, son las frases más acertadas para
describir ese sentimiento, que irónicamente, no lo describen del todo.
Siento ganas de abrazar a Jime. Siento ganas de verla todo el día. Siento
ganas de alzarla, de jugar con ella, de meterla a la piscina, de ayudarla a
sentarse, a gatear, a caminar, a correr, a andar en bici, a conducir… Siento
ganas de leerle, de cantarle, de dormirla… Siento ganas de escribir lo que
siento, pero siento ganas de llorar si continúo. Eso es lo que siento. Y más.