lunes, 17 de marzo de 2008

De los homenajes.

Un homenaje es un acto o una serie de actos que se celebran en honor de alguien o de algo. Los hay en vida y los hay póstumos. Encuentro los segundos un poco tristes, pues se tributan a un difunto. Espero que no se me haya hecho tarde para dar las gracias a los Maestros que tuve en la Universidad. ¡Ésta manía de posponer para luego las cosas! De momento sé de dos de ellos que ya no nos acompañan: Ramón Madrigal y Henry Issa El Khoury. Excelentes profesionales, excelentes personas.

Pues bien, inicio con los profesores versus los maestros. Los profesores son aquellos, según mi definición muy personal, con los que cursé algún curso y no pasó a más. Probablemente no se acuerden de mí y yo no de ellos. Completé un requisito curricular y ellos me aprobaron. Los maestros, en cambio, son aquellos que marcaron un antes y un después. Aquellos que dejaron algo más que la mera lección del día, son aquellos que me dieron más de lo que debían, aquellos que me regalaron grandes enseñanzas.

Inicio mi humilde homenaje sin un orden en particular. Alicia Pifarré. Toda una dama. Con ella llevé Introducción al Estudio del Derecho. Ella me regaló clases amenas, consejos, mi primera carta de recomendación cuando buscaba mi primer trabajo y a un Fernando Savater que me acompañará por el resto de mi vida. Daniel Gadea, Derecho Procesal Penal. Don Daniel no solamente me dio clases de procesal, antes bien es una persona que me ha escuchado, en las malas y en las buenas. Una persona que nunca ha estado ocupada para darme un consejo o bien, una que otra llamada de atención.

Jorge Luis Arce, Derecho Penal IV. Mi primer cien en la Facultad. Me regaló clases muy interesantes. Me prestó su Diccionario de Mitología Griega al finalizar un examen para realizar una tarea de Literatura Clásica y me hizo una de las mejores recomendaciones: Jorge Luis Borges. Gracias a él conocí a mi querido Borges.

José Thompson, Principios de Derecho Internacional Público. Con don José me pasó una situación muy particular. Decidí que no quería ser Licenciado en Derecho. Lejos de escuchar los consejos de la gente, decidí abandonar ciertos cursos, entre ellos el que cursaba con él. Luego de decirle de viva voz que me disponía a dejar su curso tirado y de la lógica pregunta de “¿por qué va a hacer eso muchacho?”, llevé con él al año siguiente el mismo curso, y de la manera más paciente soporto mis interrupciones nuevamente. Muchas gracias don José, excelentes clases las que usted imparte.

Andrés Montejo, Derechos Reales. A don Andrés me une no solamente la Facultad, pero también las misas en las que solíamos coincidir los domingos y los partidos de racquetball. Excelente profesor, gran padre de familia que nunca escatimaba elogios para sus hijos y su esposa y un gran amigo. Gracias don Andrés, no solo por sus clases, pero por su amistad.

De momento he hablado solamente de mis profesores de carrera, ¿pero que hay de aquellos que tuvieron que soportarme por que yo elegí sus clases?

Kattia Chinchilla, Literatura Clásica e Introducción a la Mitología. ¡Ja! ¡Al que no quiere caldo, dos tazas! Doña Kattia fue profesora mía en dos cursos. A ella le debo una Odisea y una Iliada; muchos pero muchos libros de referencia y una eterna admiración por ese mundo clásico tan bello y tan complejo.

Roberto Marín Guzmán, Introducción a la Historia de Medio Oriente en el siglo XX. Clases, conferencias, libros, don Roberto destaca por su caballerosidad, su gran inteligencia y su paciencia al enseñar. A don Roberto le debo el tener una mejor idea del conflicto árabe – israelí y el poder opinar al respecto con mayor propiedad.

Giovanna Armellin, Italiano Básico. Ella con su supremacía del norte, yo con mi amado sur de Italia, particularmente ¡la bella Napoli! Clases de las que he disfrutado como pocas.

Antonio Marlasca, Ética Jurídica Profesional. No solamente le tengo que agradecer por unas clases muy bien dadas, también por interesarme en un tema tan complejo como lo es el de la bioética.

Roberto Villalobos Ardón, Filosofía del Arte. ¡Don Roberto! Por donde empezar… Con el llevé el curso de verano del Guernica de Picasso, Filo del Arte I y II dos veces (por elección, no porque hubiese perdido el curso la primera vez), un curso impartido en Grecia de Política y Ciudad, una extensión de Filosofía del Arte en vacaciones de tres meses, en fin, Don Roberto es el vivo ejemplo de una Maestro. Con él ni siquiera me tomo la molestia de agradecer los innumerables aportes que me hizo. Solo hago notar que por sus constantes “regañadas”, si es que califican como tales, fue que terminé los cursos de la licenciatura, y sí, aun le debo a él, a algunos amigos, profesores y familiares esa tesis, pero en su momento llegará. Gracias Don Roberto, por compartir su basto conocimiento conmigo.

Podría continuar con la lista, pienso por ejemplo en un Andrés Sáenz, Fernando Contreras (tanto el padre como el hijo), Mario Fernández Silva, Luis Guillermo Herrera, Rodolfo Quirós, Edgar Avellán, Carlos Tiffer, Marielos Soto, Hugo Alfonso Muñoz, Jorge Enrique Romero Pérez, Juan Marcos Rivero, Ana Lucía Espinoza, Gustavo Montero, Juan Carlos Gutiérrez y por supuesto, en Edgar Emilio León, todos ellos seguidos de un largo etc.

Repaso la lista y veo por ejemplo como falta el nombre de don Oscar Más Herrera, gran amigo y profesor de la U, que si bien es cierto nunca me dio lecciones formales, me honra con su amistad y sus buenos consejos. Veo también que falta un don Luis Paulino Delgado, quien fuera compañero de clases pero todo un maestro con respecto al arte.

Pienso no solamente en esos profesores de la U, pero también en personas que trabajando en la U hicieron mi vida más sencilla, llámese “Doña Rasta”, la esposa de ese famoso “Barrabás” y su legendaria librería; o bien de Chico, con sus antologías de jurisprudencia o de doctrina.

¿Cuál era el propósito de las líneas anteriores? Pues solamente dar las gracias. Gracias maestros. Gracias Universidad de Costa Rica, por ofrecer esos maestros de lujo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente, gracias UCR por darnos esos MAESTROS!

Pri dijo...

Put... hasta se me llenaron los ojitos de lagrimas, yo podría seguir la lista (algunos de los que vos llamás maestros no lo comparto). Ya lo dijeron Gracias a todos

Anónimo dijo...

A mi también se me brotaro las lágrimas al recordar a tan buenos maestros que tuvimos. Sólo hay un pero y es por qué no le preguntas a don Daniel Gadea la razón por la cual ha rechazado toda su vida a un hermano de padre que tiene en Nicaragua y que si mal no recuerdo se llama Marvin Gadea? Hasta donde se este caballero nicaraguense es un gran profesional y orgullo de ese país del sur, pero para tu información Don Daniel hasta lo niega.

Anónimo dijo...

Me uno a dar las gracias a UCR por la formación que nos dio. Lastima lo que dice el comentario sobre Don Daniel Gadea. Creo que la familia es siempre la familia y se debe querer, reconocer y respetar.Si es cierto eso es una pena.