lunes, 31 de diciembre de 2007

Año nuevo, ¿vida nueva?

Nunca me ha gustado la gente que se pone metas de fin de año. Me parece absurdo que por una mera convención social del "31 de diciembre" la gente piense que mágicamente las cosas se van a facilitar. Tampoco se facilitan con la famosa "cuesta de enero"... ¡como detesto eso! ¡Planifiquen por favor!

Pero bueno, volvamos a las convenciones. Las convenciones son normas o prácticas admitidas tácitamente, que responden a precedentes o a la costumbre. La maldita conventio. ¿Porqué sucumbir a prácticas por otros establecidas? ¿Porque he de bajar la cabeza y no cuestionar nada? ¿Por qué si lo hago me ven mal?

Convenciones y costumbres. Las costumbres, son esos hábitos, modos habituales de obrar o proceder establecidos por tradición o por la repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza de precepto. Costumbre, de cosuetumen, evidentemente latín... No puedo evitar recordar esas clases en la facultad cuando nos hablaban de la costumbre como una fuente del derecho y por lo tanto, del derecho consuetudinario...

Preceptos, del latín praeceptum; los preceptos son mandato u ordenes que un superior hace observar y guardar "al inferior o súbdito". También puede ser cada una de las instrucciones o reglas que se dan o establecen para el conocimiento o manejo de un arte o facultad. O bien, por antonomasia, cada uno de los del Decálogo o mandamientos de la ley de dios (así, con minúscula).

¡Antonomasia! ¡Qué palabrilla más linda! Denota que a una persona o cosa le conviene el nombre apelativo con que se la designa, por ser, entre todas las de su clase, la más importante, conocida o característica.

¿A que vienen todas esas palabras, conocidas unas, rebuscadas las otras? Pues que por una maldita convención social, los 31 de diciembre de cada año marcan el fin y el inicio de un nuevo año. Que como parte de una mecanismo más grande que mi propia individualidad, debo de seguir ciertas costumbres; que ciertas de esas costumbres se han vuelto ya preceptos; y el maldito destino, superior mío, y por lo tanto, yo inferior o súbito de aquél debo de seguir. Y para no abusar mucho de mi suerte en este momento vuelvo a ser el "soltero por antonomasia" que en algún momento fui.

O sea, año nuevo, ¿vida nueva? O antes bien, año nuevo, ¿de regreso al inicio? Atrapado por el mito del eterno retorno, donde inexorablemente regreso a mi "yo mismo", desearía cual Teseo, tener un minotauro que matar, o bien, saber al menos a cual de todos los minotauros matar.

¿Mi meta de este año? Pues llegar al siguiente, y al siguiente, y al siguiente, y al siguiente, y así queriendo una parte de mí que eso se repita per saecula saeculorum. Disfrutar, cosechar el día, ¡carpe diem!

El regresar a mi punto de partida no tiene que ser del todo malo, después de todo, ¿no es como regresar a la escuela con el conocimiento adquirido en la universidad? Si, regresaré, le haré trampa al maldito "superior" y aprovecharé las lecciones aprendidas.

"Pacta sunt servanda" latinazo que se puede traducir como "lo pactado obliga". Los pactos deben de cumplirse, PUNTO. Tiempo ha, pacté conmigo mismo el no dejar que ciertas cosas me cambiaran mi plan de vida. Año nuevo, vida nueva, es más ¡década nueva!

viernes, 28 de diciembre de 2007

De la despedida.

La despedida. Viene de despedir, ésta del latín expetere. Soltar, desprender, arrojar algo. Soltarse, desprenderse, arrojarse, o bien ser soltado, ser desprendido o ser arrojado. Apartar de sí a alguien que le es gravoso o molesto. Puede ser también el renunciar a la esperanza de poseer o alcanzar algo.

Hay muchas formar de despedirse. A continuación un par que me encantan:

"Este adiós no maquilla un hasta luego,
este nunca no esconde un ojalá,
estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás,
este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después,
a este ruido tan huérfano de padre,
no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir,
este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos ya no lloran más por ti"
Joaquín Sabina

Por el otro lado tenemos a José Ángel Buesa con su "Poema de la Despedida":

"Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós
No se si me quisiste... No se si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No se si te amé mucho... No se si te amé poco,
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en ti."

En esta pesadilla no puedo dejar de pensar en mi querido Pedro Calderón de la Barca y su hermosa obra "La vida es sueño":
(...)
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(...)

PUNTO FINAL.

jueves, 27 de diciembre de 2007

De los puntos.

La palabra punto viene del latín "punctum". Tiene muchos significados y diversos usos, usos que le damos a veces de manera inconciente, otros, como un acto volitivo, racional, como algo deseado.

Puntos hay muchos, hay puntos de puntos. Incluso de niño recuerdo la broma del asterisco, ¡que no es más que un punto despeinado! El punto punk.

El punto, en su primera acepción, se define como una señal de dimensiones pequeñas, ordinariamente circular, que, por contraste de color o de relieve, es perceptible en una superficie. Podemos hablar de puntos geográficos, de puntos de referencia, de puntos en juego, o en el campo del amor, de hacer los puntos... "me hacés los puntillos con fulana", "tengo los puntillos". Tenemos puntos en Wall Street... cayó la bolsa tres puntos, subirá diez (que me avisen si eso sucede). Indica un momento particular, una ocasión oportuna, un momento favorable, o bien, desfavorable: llegamos a un punto en la relación en la que no avanzamos; estábamos en un punto tan bueno, que no cabía mejora; llegamos al punto clímax, y hablando del clímax, pues también tenemos el famoso punto "G".

El punto sirve para señalar tendencias, se pueden examinar las cosas desde un punto legal, de uno filosófico, de uno religioso, de uno moral, ¡los puntos! También puede ser lo sustancial o principal en un asunto: "El punto es el siguiente...". Denota el punto también un estado de cocción: la pasta está en su punto. Tenemos también los puntos físicos (¡Ja! ¡Cómo si el punto G no lo fuera! Talvez el más físico de todos los puntos): el punto de congelación, el punto de fusión.

Cuando nos rompemos, pues nos cosen, y por lo tanto nos hacen puntos. Cinco puntadas en el cráneo, como seis puntadas en la barbilla, diez puntadas en mi mano izquierda, puntadas por la operación de la apéndice, como treinta puntadas en mi pierna izquierda (sí, una niñez muy activa tuve), y miles de miles puntadas necesarias para sanar mi corazón.

Tenemos puntos cardinales, el norte, el sur, el este y el oeste... ¡y yo sin mi norte!

Existen los puntos críticos, que físicamente en cada sustancia, el estado determinado por su temperatura y presión críticas; o bien el momento exacto en que ocurre o es preciso hacer algo.

Los hay también de apoyo, que para los efectos personales consideraré solamente los que implican aquello sobre lo que se basa o sustenta algo. ¡Qué doloroso perder un punto de apoyo! No podemos dejar de lado los puntos débiles, que a ratos son el aspecto o parte más vulnerable de alguien o de algo, y a ratos son la mayor fortaleza de uno. Desde un punto de vista médico existen los "de costado", que constituyen un dolor con punzadas al lado del corazón... ¡Ay! ¡Cómo me duele el corazón!

Existen los puntos de observación, que son aquellos que se colocan en las cartas de marear, como resultado de observaciones astronómicas. O bien, desde donde oteamos el dolor que nos rodea.

Nos hablan también de los puntos de partida y de los puntos de referencia. Tenemos puntos de partida hacia algo mejor, y que a veces transitamos tanto por ese camino que se nos convierte en un punto de referencia. Un punto de referencia que se convertirá luego en un mínimo deseado, en algo que te marca y no te abandona, en algo que te va a obligar a buscar "eso" todos los demás puntos que lleguen a tu vida. Ese es mi punto de vista. ¡Hasta la vista tiene punto! Ese punto que se dilata con la percepción del ser amado, ese punto que brilla con el avistamiento de esa persona especial.

Todos esos puntos a veces nos llevan a un punto muerto, un punto que se caracteriza por ser el estado de un asunto o negociación que por cualquier motivo no puede de momento llevarse adelante. Ya la situación "dejó de estar a punto" y necesita alguna revisión. Tenemos los dos puntos, que a veces anteceden un punto de vista; tenemos el punto y coma, que nos pausa un poco más que una coma pero no tanto como un punto a secas. Tenemos el punto y seguido cuando le damos continuación a algo; el punto y aparte cuando se llega a un fin y los puntos suspensivos, cuando no sabemos que pasará...

:_: :_:

viernes, 21 de diciembre de 2007

Del hambre.

Hambre viene del latín vulgar famen. Se dice que es la gana y necesidad de comer. También puede ser una escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada. Pienso en distintos tipos de hambre, el RAE me ayuda.

Hambre calagurritana... es un hambre muy violenta.
Hambre canina... es una gana de comer extraordinaria y excesiva.
Hambre de tres semanas... es cuando alguien, por puro melindre, muestra repugnancia a ciertos alimentos, o no quiere comer a sus horas, por estar ya satisfecho.
Hambre estudiantina... es un buen apetito y gana de comer a cualquier hora.
Andar alguien muerto de hambre... es pasar la vida con suma estrechez y miseria.
Apagar el hambre... es matar el hambre.
Hambre y valentía... usada para indicar al arrogante y vano que quiere disimular su pobreza.
Juntarse el hambre con la gana, o las ganas, de comer... usada para indicar que coinciden las faltas, necesidades o aficiones de dos personas.
Más listo que el hambre... para ponderar la agudeza, ingenio y expedición de alguien.
Matar de hambre... dar poco de comer, extenuar.
Matar el hambre... saciarla.
Matarse alguien de hambre... tratarse mal por penitencia o por sobrada cicatería.
Morir, o morirse, de hambre... es tener o padecer mucha penuria.
Perecer, o rabiar, de hambre... morir de hambre.
Sitiar a alguien por hambre... es el valerse de la ocasión de que esté en necesidad o apuro, para reducirlo a lo que se desea.

Todas esas hambres nos las dice el diccionario. Hambre, ¡ay el hambre! Hambre de poder por ejemplo. ¿Qué pasa cuando alguien tiene hambre de poder y hace lo que sea para saciarla? Ahí viene la indigestión. Una buena indigestio es lo que merece todo aquél que no considera a los demás en beneficio propio y en perjuicio de aquellos.

Para aquellos que no están de acuerdo con algo, ¿qué les queda? ¡Hacer una huelga de hambre! Y yo me pregunto: ¿A quien carajo le interesa que unos fulanos no coman? Cada quien es juez de su propio perjuicio. Si la única forma para llamar la atención que se vino a la cabeza es no comiendo, hay problemas mas grandes. Si no comen, pues que no coman, no me interesa.

Hambre de aprender. Súper provechosa. Estar sediento de conocimientos. Saciar el hambre intelectual y "devorar" libros. ¡Qué buena esa hambre!

Hambruna... escasez generalizada de alimentos. Ya lo dice García Márquez, el día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo. ¡Ni mierda qué comer!

De Wikipedia sale esto: Fisiológicamente el hambre está producido por los estímulos que ejercen ciertas sustancias sobre nuestro cerebro. Así por ejemplo la hipoglucemia, estimula al hipotálamo lateral y produce estímulos vagales que nos obliga a comer, mientras que los ácidos grasos, la colecistoquinina y la serotonina estimulan al hipotálamo ventromedial y nos producen la sensación contraria del hambre: la saciedad.

El hambre puede causar dolor en el estómago o punzadas de hambre. Este dolor, que dura entre dos y tres minutos, es causado por una alteración en los movimientos peristálticos gástricos, los que ayudan al tránsito de los alimentos por el aparato digestivo. Aparecen entonces unas contracciones intensas y rítmicas (contracciones del hambre) que causan la sensación de dolor.

¿Será a caso que si reducimos la hipoglucemia y reducimos los ácidos grasos, la colecistoquinina y la serotonina eliminamos el hambre del mundo? ¡Qué doloroso suena eso de punzadas de hambre! El hambre punzan dicen los que no tienen que comer.

Pero también tenemos el apetito. Del latín appetitus. El apetito es un impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades. Son ganas de comer, o bien, un deseo sexual o una cosa que excita el deseo de algo. ¡El apetito sexual! Eso me lleva a la mejor de todas las hambres... Una vez saciado el apetito sexual, viene el hambre, el hambre que denomino "hambre post - coital" ®.

Tenemos apetito sexual, lo saciamos, y luego viene ese deseo de alimentarse, de satisfacer esa otra gran necesidad que todos sentimos.

¡Qué hambre!

jueves, 13 de diciembre de 2007

Ayer, hoy y mañana.

El cinco de diciembre del dos mil siete cumplí treinta años... Abandoné los "tes" para llegar a los "tas". Adiós veinTES, hola treinTAS, cuarenTAS; cincuenTAS... De aquí en adelante, cuando mencione la palabra "ayer" me referiré a las tres decadas que anteceden este momento. Ayer, del latín heri, "yesterday" en inglés o bien "ieri" en italiano. Tan poco sonoro el inglés... ¡tan lindas las lenguas latinas! Ayer es el día que precedió inmediatamente al de hoy, y en su momento al "hoy" que fue ese cinco que "hoy" es un "ayer". Como dice Sabina: "...pero ya no era ayer, sino mañana."

El mañana: En el día que seguirá inmediatamente al de hoy. Viene del latín vulgar maneāna. De ese mañana hablaremos después.

Para los que se lo preguntan, pues no, no me convertí en sapo, no me salieron mas arrugas, no me salieron mas canas (nótese que si acepto la presencia de las últimas dos, mas hago la salvedad de que no salieron mas). Si tengo plena conciencia de que me hago mas interesante, mientras usted, fémina que lee esto solo envejece, una mera cuestión de género. (Ja! No arrugue la cara, ¡en unos años se va a arrepentir!)

Ese ayer de casi once mil "ayeres" lo veo con amor, con cariño, a veces con nostalgia, pero sobre todo como una gran lección. Lecciones académicas, familiares, sentimentales, etílicas, laborales, lecciones aprendidas, y lecciones que aun tengo por aprender.

Ayer lo disfruté montones, ayer ya pasó. Ayer queda como una marca indeleble que me marcó en muchas cosas, ayer me enseñó a esperar ese mañana. Un mañana al lado de mis seres queridos. Un mañana al lado de mis viejos recuerdos. Un mañana incierto, un mañana que será la consecuencia lógica (espero) de mi hoy y de mi ayer.

¡Hasta mañana!